De la tragedia a la renovación

AutorNoé Magallón

Una tragedia tuvo que cimbrar la Ciudad para que cambios en la procuración de justicia se hicieran a cuentagotas.

Han pasado 20 años desde el operativo fallido en el que, en vez de rescatar de un secuestro a Elba Rosa Frank Ramírez, la joven murió a manos de la misma autoridad.

El caso, con desenlace fatal el 19 febrero de 1996, evidenció la desorganización y falta de capacitación que había en la extinta Procuraduría General de Justicia (PGJ) y sentó las bases para reformar su trabajo.

"Fue un especie de parteaguas en materia de secuestros en Jalisco porque en ese tiempo no había áreas especializadas", recordó un ex servidor público que prefirió el anonimato.

"El caso influyó en gran forma para que se especializara el combate al secuestro, tampoco había un protocolo. Las áreas trabajaban con lo que podían".

La gravedad de la situación, las tensiones que posteriormente se produjeron entre la Dirección de Seguridad Pública, cuyo titular era Horacio Montenegro, y la PGJ, encabezada por Jorge López Vergara, además de la crisis política que le supuso al entonces Gobernador, Alberto Cárdenas Jiménez, atrajeron la atención nacional.

"Mira, la verdad faltaba mucha capacitación en la Policía; ahora ya hay un poquito de más cursos, hay más conciencia. Antes entraba a la Policía cualquiera, ahora hay gente más preparada", platicó otro miembro operativo de la extinta PGJ.

Por el caso sólo permanece encarcelado Miguel Ángel Rosas Ferrer, quien era uno de los secuestradores; le faltan poco más de dos años para cumplir su condena.

Elba Rosa fue plagiada el 14 de febrero de 1996 cuando estacionaba su vehículo en el Colegio Cervantes Costa Rica, en la Colonia Ladrón de Guevara.

Fernando de Dios Torres, así como Rosas Ferrer se encargaron de privarla de su libertad y la resguardaron en el Hotel Suites Country Club, propiedad de la familia de la víctima.

Cinco días más tarde se montó un operativo por parte de agentes de robo a casas para rescatar a la joven. La familia entregó 390 mil pesos y un Grand Marquis. Sin embargo, la desorganización, falta de capacitación y carencia de liderazgo en las autoridades condujo a una persecución en calles céntricas de la Ciudad, con balacera incluida.

El caso terminó en la Avenida Chapultepec y Avenida Vallarta, en donde quedaron sin vida De Dios Torres y Elba. Ambos murieron a consecuencia de los balazos de agentes investigadores.

Drama en el corazón de la Ciudad

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