La tradición a contraluz de los Derechos Humanos

AutorLuis A. Hernández Sandoval
Páginas45-46
Centro de Estudios 45
En nuestro país la masifi cación de la
muerte contrasta ampliamente con
la cosmovisión indígena en torno a
la misma. Desde lo que debiera pa-
recer una visión serena producto de
los años y la distancia, la idea de la
muerte ha acompañado al mexica-
no desde siempre, involucrándose
en aspectos tan diversos que entra-
ña cuestiones sociales, culturales
y políticas, que si bien podrían re-
sumirse en una reciprocidad entre
vivos y muertos, lo cierto es que ni
la muerte, con toda la gravedad que
implica, ha podido escapar de un
mundo cosifi cado, convirtiéndose
incluso en una moda más del efecto
que acompaña a la globalización.
Nadie como los mexicanos para
emplear su creatividad e instituir
toda una imaginería en alegoría en
la muerte, su válvula de escape se
condensa en toda su plenitud en
una fecha: el día de muertos, que
en algunos lugares del país se cele-
bra desde el 28 de octubre, aunque
con toda intención se hizo coinci-
dir con la conmemoración de To-
dos los Santos y Fieles Difuntos, que
en el calendario católico es llevada
a cabo el uno y dos de noviembre.
No obstante, a diferencia de la tra-
dición europea, la interpretación
indígena ha convertido el ritual
en una fi esta que simboliza la inti-
midad de una cultura que ofrenda
a la muerte sus más variadas ver-
siones y expresiones para exaltar la
familiaridad de un pueblo con sus
muertos, lo que sin exageración co-
loca a la tradición como un sillar en
la identidad nacional, a diferencia
de otras culturas, como la occiden-
tal, donde el luto es riguroso y la
negación de la muerte es una de las
principales características.
Sin
embargo el descubrimiento de
la familiaridad y cercanía con la
muerte revela evidentes contrastes.
Por una parte se reconoce el día de
muertos como una práctica festiva
de origen indígena, con profundas
manifestaciones de la periodici-
dad de la vida, ritual que no perdió
signifi c ado aun con el sincretismo
originado de la unión de las cultu-
ras indígena y española, sino que la
simbiosis adquirió una belleza po-
pular insuperable, al grado que la
Organización de las Naciones Uni-
das para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (UNESCO) ha considerado
las fi estas indígenas dedicadas a los
muertos como una obra maestra del
patrimonio oral e inmaterial de la
Humanidad . Así también, los hori-
zontes de la tradición encontrarían
eco en expresiones modernas de
LA TRADICIÓN A CONTRA LUZ DE
LOS DERECHOS HUM ANO S
Luis A. Hernández Sandoval

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