Tomás Eloy Martínez/ El patio de atrás

AutorTomás Eloy Martínez

Henry Kissinger, que entendió como pocos que significa el "destino manifiesto" de los Estados Unidos, escribió en Mis años en la Casa Blanca (The White House years), que su país de adopción no tiene amigos o enemigos permanentes, sino sólo intereses.

Los impetuosos vientos de esos intereses han determinado que los Estados Unidos observen una política errática con sus vecinos del sur, a los que en Washington se suele llamar "los del patio de atrás," y a los que Ronald Reagan abarcaba con un gesto olímpico, "the people down there" o "la gente de allá abajo".

Sólo cuando en América Latina despunta algún riesgo para los intereses norteamericanos, los Estados Unidos vuelven sus ojos hacia el hemisferio. A veces, el problema se decide mediante la represión directa o solapada, como sucedió con la Guatemala de Jacobo Arbenz en 1954 o el Chile de Salvador Allende en 1973. Otras veces, la intervención se presenta como ayuda solidaria: así sucede ahora con las inversiones militares en Colombia para combatir la guerrilla y el narcotráfico.

Esos ramalazos de interés hemisférico están siempre velados por la desconfianza que cada lado siente por el otro. Si hay una línea constante en tales relaciones -de algún modo hay que llamarlas- es la del desinterés y el desdén de los Estados Unidos por sus vecinos de "allá abajo" y la subordinación o el resentimiento con que América Latina los retribuye.

La negligencia de Washington podría convertir la ya larga historia de sumisión en otra de abierto desafío.

El nuevo horizonte empezó a vislumbrarse en México semanas después del 11 de setiembre de 2001.

Previamente, el Presidente Vicente Fox había tejido una relación que parecía inquebrantable con George W. Bush: este prometió que América Latina sería una de las prioridades de su gobierno y dio a entender que aprobaría una política mas flexible con los cientos de miles de mexicanos que trabajan en la frontera, librándolos de la ilegalidad y permitiéndoles acceder a salarios más dignos. En vísperas de septiembre, Fox parecía ser la pieza clave en una nueva política de entendimiento con América Latina.

La destrucción de las Torres Gemelas volatilizó esas ilusiones. Bush encontró la misión que necesitaba su presidencia sin rumbo, y desde entonces se convirtió en el cruzado de una guerra contra el terrorismo, que comenzó con el esquivo Osama bin Laden como pieza de caza, "vivo o muerto", siguió con el régimen de los talibanes en Afganistán, y se extendió al llamado "eje...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR