Terciopelo Azul

Metinides: Demasiada sangre no fue suficienteEl fotógrafo de la tragedia capturó un arte macabro impresionante. Por su lente pasó el terremoto del 85, diversos choques de automóviles, incendios y accidentes aéreosJosé Xavier NávarEL UNIVERSALEsta semana murió el intrépido fotógrafo, Enrique Metinides, quien elevó a la categoría de arte la nota roja, primeramente, en publicaciones como La Prensa (el diario que lo mandaba custodiado por gendarmes a los siete años a fotografiar el dantesco mundo del crimen mexicano), y luego Crimen, Magazine de Policía, ¡Alarma! y otras tantas publicaciones donde mandaba la sangre.Mi colega Jorge Caballero me regaló hace 22 años el libro, El teatro de los hechos que recopilaba buena parte de sus increíbles fotos con la crónica detallada de la tragedia humana.A ese libro que me prendió, luego le siguieron otros hoy famosos por ese horror tan particular al que el mexicano promedio todavía le saca la lengua?Enrique, coleccionista compulsivo de cochecitos y juguetes a escala, siempre se fijaba en el detalle y en la composición dramática de la tragedia, que se volvía gore y arte macabro impresionante e irrepetible.Nunca recompensado en buena medida y sí muy castigado por malos sueldos y horarios casi imposibles, pagó su derecho de piso con varios accidentes y hasta con un infarto, en aras de justificar como pocos su oficio de testigo privilegiado del acontecer sangriento. Fue también policía honorario y miembro en la Cruz Roja.Sus fotos de ajusticiados, víctimas de accidentes, balaceados, humanidades desmembradas retorcidas entre fierros; incendios, sacrificados de encontronazos inesperados, donde antes de las placas fotográficas, el dolor hacia fila...

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