La tercera vía o el nuevo laborismo.

AutorBolivar Meza, Rosendo

Resumen

En muchos países europeos, los políticos están tratando de "ir más allá de la izquierda y la derecha": hacia una tercera vía. Muchos de sus protagonistas guardan una relación cercana a lo que en Inglaterra se conoce como "Nuevo Laborismo", o a veces "el proyecto Blair". De hecho, el debate sobre la tercera vía se ha convertido en una gran posibilidad, en uno de los pocos referentes de las nuevas direcciones de la política europea, dentro de una confusa multiplicidad de tendencias e ideas.

Abstract

In many European countries, politicians are trying "to go beyond the left and right": toward the Third Way. Many of the protagonists keep a close relationship to what in England is known as "New Labourism", or "the Blair Project". In fact, the debate regarding the Third Way has become a great possibility, in one of the few references of the new directions which European politics is taking, among a confusing multiplicity of tendencies and ideas.

Introducción

Con la caída del muro de Berlín en 1989, el socialismo real terminó siendo arrasado por el neoliberalismo, sin que aquel tuviese la más mínima posibilidad de replantearse y buscar formas democráticas que le hubiesen dado una salida viable sin tener que sepultar sus principios. Por su parte, la socialdemocracia vio caer el Estado asistencial, hundiéndose en la improductividad y el burocratismo que abrió la puerta de par en par al libre mercado, como solución a los problemas económicos y sociales.

Esta caída del muro de Berlín significó el colapso del "socialismo realmente existente", ya que la izquierda se encontró sorprendida y sin orientación. No porque se definiera únicamente por los principios de un "socialismo" burocratizado, corrupto e incapaz de sostener sus promesas históricas, sino porque ciertas referencias históricas que parecían inamovibles se colapsaron de la noche ala mañana. Con esta caída y ese colapso se dio también la pérdida de vigencia de una variedad de principios y "verdades admitidas" que se convirtieron en cosa del pasado.

Así pues, a partir de 1989 se dio una reorientación socialdemócrata, en que la mayoría de los partidos comunistas occidentales cambiaron sus nombres y se acercaron ala socialdemocracia, mientras que en los países de Europa del Este se formaron nuevos partidos socialdemócratas, por lo que desde entonces se produjeron cambios ideológicos importantes.

Los partidos socialdemócratas empezaron a preocuparse por cuestiones como la productividad económica, las políticas participativas, el desarrollo comunitario y, en particular, la ecología.

La socialdemocracia dio un paso más allá del campo de la distribución de recursos, para dirigirse hacia la organización física y social de la producción y las condiciones culturales del consumo en las sociedades capitalistas avanzadas. (1)

El neoliberalismo y la globalización

Durante más de cuatro décadas, los dos polos económicos, políticos e ideológicos: capitalismo y socialismo, representados por Estados Unidos y la Unión Soviética, aglutinaron en torno suyo a la mayoría de las fuerzas políticas mundiales. Cada uno representaba diferentes visiones del mundo occidental y oriental, así como de la organización del Estado y de la economía.

Sin embargo, la inviabilidad y la rigidez del modelo socialista soviético se tornó evidente a fines de la década de los ochenta del siglo XX, razón por la cual el capitalismo se ha consolidado como tendencia dominante.

Para Estados Unidos, la caída del bloque socialista constituyó un triunfo de su modelo y, bajo esa lógica, promovió con éxito la expansión del llamado "nuevo orden económico internacional" basado en la desvinculación del Estado de la economía.

Los dos ejes sobre los cuales se planteó el naciente unipolarismo fueron el libre comercio y la promoción del crecimiento mediante el flujo abierto de capitales financieros, lo que se tradujo en una mayor interdependencia entre las economías del mundo (agudizada por el explosivo desarrollo de las tecnologías, los sistemas informáticos y las telecomunicaciones).

El neoliberalismo y la globalización generaron contradicciones más agudas y aceleradas que las del Estado de bienestar, que había atenuado ciertos extremos de la explotación y que no había olvidado por entero el aspecto social. El Estado de bienestar y algunas de sus instituciones, liquidadas por el neoliberalismo, disminuyeron los efectos extremos de una expansión capitalista que se ensañaba sobre todo con los pobres. Ciertas medidas redistributivas aspiraron a acotar las consecuencias más destructivas del capitalismo, y ellas resultaron el primer objetivo a exterminar: la "nueva" economía liberal o liberalismo buscaba con urgencia incrementar la tasa de ganancia y no toleraba ningún freno, regla o límite a su acción expansiva.

La globalización neoliberal ha mostrado una dramática concentración de la riqueza, tanto en el ámbito internacional como al interior de las naciones, y una no menos dramática ampliación de la pobreza en casi todos los continentes y países. (2)

Pero ¿qué se entiende por neoliberalismo? ¿Es una ideología o mera serie de medidas económicas? ¿Es una realidad intrínseca al proceso globalizador? Para entender a cabalidad las implicaciones del neoliberalismo, nos remontaremos a su origen histórico.

Pese a que los orígenes del término los encontramos desde la antigüedad grecolatina, la idea de liberalismo empezó a desarrollarse como una corriente de pensamiento el siglo XII en Italia cuando, motivados por un sentido regionalista, los señores feudales se rebelaron ante los abusos del imperio romano-germánico.

Sin embargo, es hasta la Inglaterra del siglo XIX (3) en que el concepto de libertad política prevaleció y encontró un terreno fértil en el cual germinar, donde evolucionó hasta convertirse en una ideología, consistente en el compromiso con una serie de métodos y políticas que tienen como propósito común obtener una mayor libertad para el individuo.

En este sentido, el liberalismo inglés no era muy distinto del italiano, ya que anteponía los intereses personales del individuo a cualquier otro factor, incluida la participación representativa del pueblo en la toma de decisiones. Así, frente ala cosmovisión que imperaba a principios del siglo XIX, no es casual que el liberalismo político se haya empalmado con la filosofía del laissez faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar) propalada por Adam Smith.

Esta conjunción del liberalismo político con los principios económicos de Smith, provocó que a finales del siglo XIX se cayera en excesos que generaron una notable disparidad social, que provocó el surgimiento de movimientos que pugnaban por una distribución más justa de la riqueza. Este mismo escenario pareciera repetirse a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, cuando la humanidad comienza a cuestionarse de nuevo la conveniencia de mantener un capitalismo exacerbado ajeno ala justicia social.

Las políticas neoliberales actuales consisten en una serie de postulados orientados a alcanzar la mayor eficiencia económica posible. Se basa para ello en tres principios básicos que son:

  1. reducir el tamaño del gobierno mediante medidas como privatizaciones, disminución del burocratismo y el traslado de funciones tradicionalmente asociadas con el Estado hacia la empresa privada (salud, educación, pensiones, etcétera),

  2. apertura comercial, y

  3. mantener bajos los índices de inflación y déficit fiscal.

    A lo largo de la historia, el Estado y el mercado se han complementado en la consolidación del capitalismo. Su desarrollo ha sido simultáneo y sus lazos muy estrechos. No se puede concebir la expansión de los mercados capitalistas sin el impulso del poder estatal. Así como ha habido periodos de hegemonía del liberalismo económico y otros de predominio del proteccionismo, en las distintas épocas se ha visto que las prácticas de los principios librecambistas se realizan en los países hegemónicos, mientras que los defensores del intervencionismo estatal y del proteccionismo son las economías emergentes que compiten contra dichas potencias. De ahí que Víctor Flores Olea y Abelardo Mariña Flores partan de la premisa de que

    ni el intervencionismo estatal ni el proteccionismo son "enemigos" absolutos del capital, ni el libre cambio y la apertura de mercados condiciones absolutas de su desarrollo. De hecho, ambas alternativas suelen ser funcionales o disfuncionales ala acumulación de capital, dependiendo de las condiciones concretas de rentabilidad existentes en cada periodo. (4) Contrario a lo que suele creerse, las directrices del modelo neoliberal no se aplican de manera homogénea en todos los países. En los países desarrollados o de economías consolidadas se cumplen parcialmente, debido a que sus economías son estables y gozan de buena salud o, en otro sentido, de una manera desleal, buscando colocarse en una posición ventajosa frente a sus competidores, como es el caso del proteccionismo arancelario ejercido por Estados Unidos para defender a sus productores agrícolas y petroleros.

    En contraparte, en las naciones en desarrollo o economías emergentes, las estrategias neoliberales se aplican de manera más estricta, no sólo como consecuencia de que para entrar al mercado internacional se ven forzadas a sanear de inmediato sus finanzas, sino porque la dinámica de independencia global así lo exige.

    Es por ello que en las últimas dos décadas, organizaciones tales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, han condicionado el apoyo financiero a los países subdesarrollados en función de que éstos acepten aplicar las directrices neoliberales.

    Los costos han sido altos. Aunque muchos de estos países tienen indicadores macroeconómicos sanos, lo real es que el nivel de vida del grueso de la ciudadanía se ha deteriorado en forma preocupante. Por ello, es explicable que las protestas ciudadanas más intensas contra el neoliberalismo se den en África, América Latina y Asia, donde las recetas del Fondo...

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