Sociedad contemporánea, violencia estructural y familia en México

AutorEmilio Daniel Cunjama López - Alan García Huitron
Cargo del AutorInstituto Nacional de Ciencias Penales
Páginas1-56
1
I. SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA, VIOLENCIA
ESTRUCTURAL Y FAMILIA EN MÉXICO
1. FAMILIA
“la familia es… una ficción, un artefacto social,
una ilusión en el sentido más vulgar del término,
pero una “ilusión bien fundada” porque, produ-
cida y reproducida con la garantía del Estado,
recibe de éste, en cada momento, los medios para
existir y subsistir”.
Pierre Bourdieu
EL CONCEPTO DE familia ocupa un lugar preponderante dentro de las
ciencias sociales. No hay libro introductorio de sociología que no de-
dique un apartado a este importante componente de la sociedad. Por
su importancia cotidiana y científica, la familia ha tenido a lo largo
de la historia un abordaje múltiple e interdisciplinario, a partir de dis-
tintos ámbitos; desde la biología hasta la sociología, pasando por la
antropología y la economía, por mencionar las más usuales.
La familia como unidad de análisis de las ciencias sociales ha teni-
do gran importancia como parte de sus estudios, incluso, algunos
autores proclaman la creación de una ciencia de familia; la Familio-
logía.1 La familia ha sido abordada por numerosos especialistas, mu-
chos de ellos considerados clásicos del pensamiento sociológico,
como lo son: Augusto Comte, Karl Marx, Friedrich Engels, Le Play,
Max Weber, Émile Durkheim, Talcott Parsons, entre otros.
1 Vid., López Montaño, Luz María (y otros), “Epistemología de la ciencia de fa-
milia- Estudios de familia”, Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y
Juventud, N. 12, Colombia, 2013.
2 ¿HASTA DÓNDE LA FAMILIA ES RESPONSABLE DE LA DELINCUENCIA?
De igual manera, sociólogos contemporáneos han estudiado a la
familia, por ejemplo: Salvador Giner, Pierre Bourdieu, Anthony
Giddens, Zygmunt Bauman, Ulrich Beck, entre otros. Esta atención
especial a la familia como campo de estudio, parte de la importancia
que se le asigna para entender otros procesos sociales, por ejemplo,
pensar en la familia como estructuradora del orden social o bien la
familia como parte fundamental del internamiento de la socializa-
ción en las personas, o también como aquella instancia primigenia
de la sociedad, como estructura básica del sistema capitalista, de las
formas de organización social, del suicidio, etc. Es así que la familia
se configura como categoría de análisis para el entendimiento de lo
social.
Lo anterior más que una invitación a interpretar a la familia como
un concepto estático, universal e ideológico, exige, por el contrario,
observarlo como un elemento dinámico, particular y dialéctico; con-
siderando los cambios económicos, políticos, sociales y culturales
que implican, necesariamente, modificaciones en las estructuras, in-
teracciones y convenciones de la familia,2 así como de los propios
agentes sociales que la integran. Sin duda, una vasta y compleja red
de interacciones entre actores, estructuras, discursos y prácticas.
Así lo entendieron autores como Morgan, Durkheim, Mauss,
Marx, Bachofen y Engels, quienes sostuvieron desde distintos posicio-
namientos teóricos la noción de que la familia era producto de una
evolución a través de etapas sucesivas. En este sentido, la familia, de
acuerdo con las investigaciones de Bachofen, Morgan, Marx y En-
gels, obedece a sus contextos históricos.3
La familia en la antigüedad, según Engels siguiendo a Morgan,
tenía estructuras diferentes a la familia moderna; se regían principal-
mente por líneas de parentesco complejas basadas en prácticas po-
liandrias y poliginias que cobraban forma de matrimonios colectivos,
2 Véase, por ejemplo, las investigaciones de L. Stone (nexo familia y compor-
tamientos y estructuras comunitarios-individualistas), N.J. Smelser (nexo familia
y organización del trabajo), en Paolo Macry, Introducción a la historia de la socie-
dad moderna y contemporánea, México, 1991, pp. 103-110. También sobresale René
Köing, “Familie”, en Gehlen-Schelsky, Soziologie, Eugen Diederichs Verlag, Düs-
seldorf, 1955, pp. 121-158.
3 Morgan, Lewis H., La sociedad primitiva, Librerias Allende, 3era. ed., México,
1980, pp. 395-494; Engels, Federico, El origen de la familia. La propiedad privada y
el Estado, Fontamara, 2da. ed., 2011, pp. 25-73.
SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA, VIOLENCIA ESTRUCTURAL Y FAMILIA 3
no biparentales como las conocemos hoy. La familia consanguínea,
punalúa, sindiásmica y monogámica fueron modelos que consagra-
ban estructuras, dinámicas y funciones disímiles en razón de los mo-
mentos históricos de sus épocas, que establecían relaciones filiales
determinadas. La familia consanguínea era completamente abierta a
las relaciones socio-sexuales; la familia punalúa estableció restriccio-
nes sexuales de los padres, hijos y hermanos; la familia sindiásmica
instauró restricciones más evidentes y profundas para la procreación,
(para ese momento reconocía a una sola mujer como nexo principal)
no obstante a ello, el padre seguía teniendo el derecho a la poliginia.
En la familia monogámica, las relaciones sexuales fueron restringidas
a una sola pareja, tanto del hombre como de la mujer, aunque la
prostitución fuera tolerada en el caso de los hombres; y la estructura
familiar era regida principalmente por ellos y las mujeres relegadas
a los enseres del hogar.
Al igual que en los otros tipos de familias, en la monogámica los
hombres eran dueños de sus medios de producción, ya sea en forma de
especie o esclavos y la mujer por igual tenía el derechos de sus uten-
silios para la hechura de alimentos. La monogamia encuentra su ló-
gica en la transmisión de los bienes a los hijos reconocidos como le-
gítimos por parte del hombre, de tal manera que no hubiera duda en
la transmisión de la herencia. La monogámica “fue la primera forma
de familia que no se basaba en condiciones naturales, sino económi-
cas y concretamente en el triunfo de la propiedad privada sobre la
propiedad común primitiva”.4
La familia moderna del siglo XIX, basada en la monogamia, se
estructuró bajo el dominio indiscutible del hombre sobre la mujer.
Por ejemplo, las prácticas sexuales exclusivas se exigían con gran fir-
meza a la mujer pero no al hombre; esta práctica se encontraba re-
lacionada con la finalidad de asegurar que la herencia de bienes
se traslade, sin duda alguna, a los hijos directos del padre. La mono-
gamia mantiene una forma del parentesco basado en la economía
capitalista, en la cual se gestan los principios del funcionamiento
económico de las sociedades occidentales del siglo XIX. La familia
reproduce las unidades económicas básicas de la sociedad moderna,
que, por su parte, produce y reproduce sus dinámicas, pero también
4 Engels, Friedrich, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Mé-
xico, 8va. ed., Quinto Sol, 1998, p. 53.

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