SOBREAVISO / Urnas y pozos

AutorRené Delgado

Como sea y hasta ahora, el Ejecutivo y las dirigencias partidistas han mostrado dominio y control sobre los legisladores de sus respectivos partidos. Sacaron adelante los proyectos legislativos pactados cupularmente, pero no han acreditado capacidad de instrumentación y gobierno sobre estos. En el campo de la educación, hacienda y las telecomunicaciones está por verse si cuentan con fuerza, inteligencia, habilidad y coincidencia para llevar a buen puerto esas reformas.

Sin dudar de los probables dividendos políticos de la determinación del Ejecutivo y los partidos, los costos están a la vista. Legislar por encargo ha provocado conflicto entre los grupos parlamentarios y su respectiva dirección partidista; los probables efectos de lo legislado han activado la resistencia social y elitista; y, en paralelo -sin relación directa con esos procesos-, la incontenible actividad criminal cuestiona la capacidad del gobierno para revertir la violencia y la inseguridad pública.

Dicho en breve, las condiciones y la atmósfera para sacar las reformas energética y electoral son distintas, adversas para ser precisos. Es hora de considerar la suspensión de ellas y demostrar que, además de capacidad legislativa, hay capacidad de gobierno en las reformas ya logradas.

· · ·

Si de por sí las reformas aprobadas -la de telecomunicaciones con la parte reglamentaria aún pendiente- han cimbrado los pivotes de la estabilidad social y económica, la energética y la electoral pueden lastimar los cimientos del régimen en su conjunto. Peor todavía si éstas se negocian al tenor del trueque, el canje o el juego de las sillas musicales. Tensar aún más la estructura interna de los partidos, incluida la del Revolucionario Institucional, puede vulnerar la posibilidad de aterrizar y administrar las otras reformas.

El Ejecutivo y los partidos deben ahora acreditar -antes de emprender las reformas electoral y energética- que saben gobernar. Esa habilidad no está demostrada, como tampoco el efecto saludable de las reformas aprobadas. Falta ejecutarlas, acción relacionada con cumplir. Sin demostrar eso y sin formar capital político de nuevo, tocar el régimen electoral y el régimen energético supone no jugarse un riesgo, sino correr un peligro.

· · ·

La reforma electoral aún en curso ya tuvo un doble fracaso. Nació mal, producto de un subpacto y, peor todavía, atada a otras reformas. Se quiere aprobar porque está comprometida, pero carece de concepto y diseño. Lejos de solucionar, va...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR