SOBREAVISO / Ni tan legal ni tan derecho
Autor | René Delgado |
Aspiración, no realidad, sigue siendo el Estado de derecho. Por donde se le mire, el deseo naufraga en la mar de la contradicción. Sea en la tarea de aplicar, cumplir o elaborar leyes, el vicio doblega a la virtud y, tal dominio, arrastra el derecho al pantano de la incertidumbre. Y el fango no es piso firme.
No gusta la afirmación, pero la Constitución se mantiene como el catálogo de los anhelos y la ley como el articulado de las frustraciones.
Parte del vocabulario que aleja al país de leyes y acerca al reino de la incertidumbre podría ser: complicidad, doblez, mediocridad, mezquindad, miedo, oportunidad, popularidad, pusilanimidad, servilismo, urgencia. Y, claro, inscritas en letras de latón, las imprescindibles razones de Estado que secan de raíz el derecho sin eliminar el fruto espinado de la doble vara en su aplicación.
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Suena abstracto señalar esos vicios, pero ¡vaya! que abundan los ejemplos concretos.
Uno de los fundadores de las autodefensas en Michoacán, a quien el Estado dispensó trato de héroe y utilizó como herramienta hasta dejarle muescas, hoy es el villano desechable, digno de rapar tras las rejas. Un tufo de venganza despide su situación legal. El comisionado en Michoacán atropella la soberanía de la entidad y trae por amuleto o marioneta de su arbitrariedad al gobernador, cualquiera que éste sea, y ni pío dicen los legisladores estatales y federales frente a la desaparición del Estado de derecho. Ojalá que no se haya legalizado al crimen y encarcelado el derecho a rebelarse frente al mal gobierno.
La opinión de los especialistas, científicos reconocidos, sobre el Programa Hoy No Circula vale nada frente a la acción de los tianguistas que bloquean el Periférico y doblan a la autoridad que, en reacción, salvaguarda su falleciente popularidad: aflójese el Programa, ajústese al calibre de la inconformidad, establézcase que todo aquel automovilista que junte 20 o más podrá circular cuando quiera. ¿Qué está mal: el programa o la implementación? Y, en ese rejuego, ¿dónde queda la ley?
La manifiesta incapacidad de los gobernadores del Estado de México, Guerrero y Tamaulipas frente al crimen y la inseguridad se concibe como un problema de discapacidad. A ellos, el gobierno federal les presta muletas y, sin querer, rompiendo el Estado de derecho asegura defenderlo.
El brazo largo de la justicia se achica ante el dueño de Oceanografía. En la lógica de los remedios al margen de la ley, el castigo derivado del ilícito es lo de...
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