SOBREAVISO / Mover a México... o ¿colapsarlo?

AutorRené Delgado

Lejos de recuperar su espacio y ratificar "la soberanía plena del poder constitucional y democrático, bajo el imperio de la ley" -como dijo el presidente Enrique Peña en su primer mensaje a la nación-, el Estado retrocede.

Puede y puede mucho el retroceso porque no deriva tanto de la fuerza de quienes resisten participar a través de los canales institucionales, como de los errores, el desbocamiento y las tentaciones gubernamentales. El momento mexicano a punto está de convertirse en un fugaz instante.

Una cosa es "mover lo que se tenga que mover" para romper mitos y paradigmas a fin de transformar al país, otra muy distinta moverse sin saber cómo ni a dónde. Sin hoja de ruta ni itinerario, es muy difícil llegar a donde se quiere. De seguir así, el movimiento puede culminar en un colapso.

Las estampas del quehacer político y legislativo de esta semana son patéticas.

Los secretarios de Estado obligados a rendir cuentas sobre la descomposición de la economía, los términos de la negociación de las leyes reglamentarias de la reforma educativa y el desgobierno en el corredor Michoacán-Guerrero-Oaxaca resbalan su responsabilidad y ceden el escenario a los legisladores que, por mensajería, reciben el guión del parlamento. En fuga por el asedio magisterial, senadores y diputados miran con ojos de pistola al jefe del Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, por no echar mano del tolete para educar a los maestros y éste, sin saber qué hacer, ofrece dialogar sobre una materia ajena a su incumbencia, mientras sus ayudantes exhuman los cuerpos de los muchachos del caso Heavens.

Hay más. En el salón de banquetes habilitado como Palacio Legislativo, el líder cameral, Francisco Arroyo, se congratula de contar con una cucharita para golpear un vaso y, así, llamar a debate a sus compañeros tránsfugas. A su vez, como si nada ocurriera, otros hombres del Presidente entonan ensalmos para asegurar que, aprobada la reforma energética, llegarán inversiones a raudales, mejores precios en luz y combustibles, más trabajo, fantástico ambiente y, desde luego, prosperidad garantizada. Ensalmos reforzados por la porra tricolor: "el priismo apoya total y absolutamente la iniciativa de reforma energética presentada por el Presidente Enrique Peña Nieto, al pueblo de México: patriótica, indispensable, vanguardista". Tráiganse las matracas y si hay mariachis que se arranquen.

En gira permanente, Andrés Manuel López Obrador pide que nadie lo distraiga con tonterías como la...

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