SOBREAVISO / Historia sin aviso

AutorRené Delgado

En la apariencia, la semana quince del año fue una más. Pero no, lo ocurrido en ella será clave en el curso del acontecer nacional.

La trascendencia de lo sucedido rebasa con mucho el término del sexenio. Más allá de la voluntad de pretender hacer historia, lo acontecido reconfigura los términos del trabajo, la educación y la seguridad, capítulos fundamentales en cualquier país.

Esas decisiones modernizan las reglas del juego en el ámbito laboral, con efecto enorme en los sectores sindical y patronal; postergan la reforma educativa, sugiriendo elevar a rango de política una negra tradición; y sientan las bases de un modelo policial-militar que, de fallar, prolongará un estado de guerra no reconocido y marcado por sangre y dolor.

En esas resoluciones incidieron factores, compromisos y presiones externos e internos. De la madurez, mesura y sensatez, en suma, de la capacidad de asumir o resistir el cambio supuesto, dependerá el curso que pueda seguir la historia y, en ello, influirá el conjunto de los agentes involucrados en esos campos.

· · ·

Si los negociadores del nuevo tratado comercial con América del Norte calibraron el paso a la modernidad implícito en el compromiso laboral adquirido, ahora da lo mismo. Como haya sido, aceptaron modificar las condiciones y, con ello, dar una sacudida a los sectores sindical y patronal.

Al concluir la negociación no se reparó mayor cosa en el asunto. Moisés Kalach, negociador del sector privado (ver Entredichos, 7/09/18), destacó "un capítulo laboral un poco más agresivo". A su vez, el entonces secretario Ildefonso Guajardo (Entredichos, 5/10/18) señaló: "La gran diferencia de este acuerdo trilateral con el inicial es que, ahora, el capítulo ambiental y laboral son parte del acuerdo, antes eran paralelos. Había principios, pero no tenían dientes. Ahora van a tener dientes".

Entre ese compromiso y la ratificación del Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo que reclaman libertad y democracia sindical, se dio un salto enorme en la vida al interior de los sindicatos y en la relación de estos con las empresas. Un salto que, según se dé, fijará el grado del sacudimiento.

A ver si dirigentes sindicales y empresarios cuentan con la madurez para reconocer que la cultura del corporativismo y los contratos suscritos a espaldas de los trabajadores no cabe en los acuerdos comerciales multilaterales.

Ahí se explica la presión de Nancy Pelosi, la lideresa de la Cámara de Representantes de Estados...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR