Sobreaviso / Los extraditables

AutorRené Delgado

En el horizonte se perfila la eventual extradición a Estados Unidos de narcotraficantes y criminales con cuentas pendientes graves en aquel lado de la frontera. El asunto es en extremo delicado e importante. De su tratamiento y conducción puede derivarse una gran oportunidad para México o un enorme problema.

El interés de Estados Unidos -no sólo del gobierno sino también del Congreso, así como de varios gobernadores- porque se atiendan favorablemente las solicitudes de extradición de narcotraficantes y criminales (particularmente de quienes han asesinado a agentes policiales) es un sueño carísimo de aquel país. Un sueño que se ha visto frustrado en razón de nuestra legislación que no autoriza la aplicación de penas no previstas en nuestros códigos y leyes, tales como la pena de muerte y la cadena perpetua.

La resolución de la Suprema Corte que establece que la cadena perpetua no es incompatible con la Constitución remueve uno de los obstáculos por los cuales no se obsequiaban la solicitudes de extradición y abre, así, la posibilidad de enviar narcos y criminales a Estados Unidos.

Esa posibilidad puede atemperar la amenaza que el narcotráfico ha planteado, durante los últimos años, al Estado mexicano y, a la vez, puede atemperar la presión que, justamente, en relación con ese asunto, ejerce el vecino del norte. Sin embargo, si esa posibilidad se concreta sin concertar un plan que prevenga la reacción violenta de "los extraditables", el sueño de Estados Unidos podría convertirse en una pesadilla para México.

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De rebote, la Suprema Corte abrió esa posibilidad con la resolución adoptada el martes pasado y, sin querer, colocó en el centro del debate la posibilidad de enviar a Estados Unidos a ese tipo de delincuentes.

Ahora, los ministros están frente a una opción: de motu proprio plantean clara y expresamente el asunto de los extraditables, o bien, esperan a que las circunstancias los coloquen ante la necesidad de tomar una clara definición frente al asunto. Y, de hecho, se sabe que cuando menos cuatro casos de extradición están en espera de resolución.

Lo conveniente sería que los ministros, en diálogo con los poderes Ejecutivo y Legislativo, fijaran en el calendario cuándo y cómo abordar ese asunto. Y es que la decisión, así como puede acarrearle beneficios al Estado mexicano, también puede acarrearle el perjuicio de insertarse en una espiral violenta, porque es claro que si a algo temen los narcotraficantes es justamente a verse en vuelo...

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