Silvestre Frenk: Historias colaterales de una vida

AutorAntonio Bertrán

Foto: Roberto Antillón

En la víspera de alcanzar los 92 años -el 10 de julio, día que también era el cumpleaños del escritor francés Marcel Proust-, el doctor Silvestre Frenk Freund cuenta con entusiasmo que ha emprendido un viaje a sus orígenes que lo llevó a recabar datos familiares hasta la Europa del siglo 18.

Son las 10 de una mañana de mediados de junio que se advierte soleada y con nubes desde el cuarto piso de la Torre de Investigación del Instituto Nacional de Pediatría, donde sigue trabajando el pionero de la endocrinología en México y colaborador de Federico Gómez en los estudios inaugurales sobre la desnutrición infantil.

El médico emigrado de Hamburgo a los 6 años, relata que el músico venezolano germano Reinaldo Hahn, un primo de su abuelo, "era más que amigo" de Proust.

Para hacer "muy a la alemana una breve introducción a la silvestrología", agrega: "Mi bisabuela por el lado paterno era Charlotte Hahn, casada con August Silvester, cuyo segundo nombre es el que yo tengo porque era costumbre ponerle al primogénito el segundo nombre del abuelo paterno, lo cual quiere decir que el abuelo de mi bisabuelo también se llamaba Silvestre, lo que significa que la familia no era oriunda del ultra luterano-evangélico Hamburgo, sino que debió haber emigrado del sur, de Austria, porque Silvestre es el nombre más católico romano que hay: fue el Papa número 24 que tomó posesión en 314, el primero que no murió en martirio sino en su cama.".

El padre del ex Secretario de Salud Julio Frenk Mora ha perdido la visión del ojo izquierdo por un problema de degeneración macular, pero conserva intacta la memoria, y sobre todo el gusto por la jardinería que adquirió a los 8 años cuando tomó un curso con unos japoneses en Tlacopac.

En su casa de la colonia Parque San Andrés, Coyoacán, tiene "un pequeño jardín que ya se volvió bosque", donde él mismo cultiva plantas de sombra.

"Ahora tengo problemas por estas lluvias con mucho viento: una higuera que convertí en árbol precisamente para que tuviera luz, me la encontré tirada y este fin de semana tengo que ver cómo la enderezo para no perderla", dice.

El día de su cumpleaños no planea nada más que un "open house", por simple obligación con los familiares que podrían llegar a felicitarlo.

"Hace dos años, por mis 90, se hizo una cosa en grande y más que mi cumpleaños fue celebrar que se lograron juntar mis siete hijos porque varios viven en el extranjero", aclara.

"Nunca me gustó festejar mi cumpleaños, y me acuerdo muy bien que cuando cumplí 8 años mis padres invitaron a unos muchachos de la escuela que al rato estaban jugando con los juguetes que me regalaron y yo no aparecía, estaba en un rincón jugando con las cajas de los juguetes que me interesaban más".

La travesía de un mes en barco desde Rotterdam, Holanda, al puerto de Veracruz, es un recuerdo aún vívido en la mente del doctor Frenk Freund, quien relata sus impresiones de cada puerto que tocaron y refiere que, ya de mayor, regresó a Bilbao para constatar que era real la imagen que conservaba de un "cerro pelón con un puente negro".

Sus padres, el también médico Ernesto Augusto Frenk Loewengard, y la escritora y célebre traductora de Juan Rulfo al alemán Mariana Elena Freund Pick, tenían ideas socialdemócratas y decidieron emigrar porque vislumbraron que sería problemática su situación con los nacional...

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