Jesús Silva-Herzog Márquez / Celebración del plagio

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Podría pensarse que se trata de un pleito entre capillas intelectuales, un nuevo capítulo en la abultada historia de las rivalidades entre escritores. Antipatías literarias que se hacen públicas, contrastando estilos, lenguajes, tradiciones. No escribo para tomar parte en ese litigio. El debate podrá ser atractivo e importante para la salud de la cultura mexicana pero mi tema es otro. Más allá de la sana exigencia de calidad y de la inagotable controversia que desata, hay un asunto que escapa al dominio de las revistas literarias. Me refiero a la exigencia básica en cualquier trabajo intelectual, al compromiso forzoso de quien escribe y firma un texto con su nombre. No pienso hablar del talento literario de un escritor. Me interesa hablar del fraude cometido por un servidor público y de la indiferencia de la opinión pública ante el plagio. Me interesa hablar de un abuso gravísimo que es trivializado por los medios y del respaldo, el cobijo y la protección que encuentra en una de las instituciones vitales de la cultura mexicana.

Hace unas semanas se concedió el premio Xavier Villaurrutia a Sealtiel Alatriste. En su bitácora de Letras libres, Gabriel Zaid consideró la decisión del jurado como una desgracia literaria explicable solamente por la colonización política de un premio. Guillermo Sheridan también se indignó por la decisión pero no se detuvo a considerar el talento del galardonado: recordó que el premiado tiene la costumbre de firmar, como si fueran suyos, textos ajenos.

Sheridan no ha encontrado uno, sino varios plagios de Alatriste. Quien quiera confirmar los robos puede consultar la página de Sheridan en la misma revista Párrafos enteros copiados con apenas un par de intervenciones que en nada significativo alteran el texto original. La creatividad literaria del premiado se sirve en buena medida de dos teclas de la computadora: la que corta y la que pega. Sheridan sintetiza bien la tristeza por la ofensa cultural que significa el premio: "Es una pena que un escritor engañe: las letras y la inteligencia mexicanas configuraban un espacio de honestidad en un país proclive a la mentira... Ya no." Insisto: puede discutirse el mérito de un escritor pero, ¿es irrelevante la indecencia de un plagio? ¿Cuál es el mensaje que el jurado envía al trivializar un fraude tan abominable como ése? Lamentable, en efecto, que un premio que recibieron Juan Rulfo, José Revueltas, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Rosario Castellanos, Salvador Elizondo...

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