Siete décadas de monopolio

AutorDavid Shields

Hace dos décadas, cuando Europa se quedó sin muros y México soñaba con la caída de sus fronteras comerciales, un informe del Banco Mundial ya señalaba que el modelo monopólico de la industria petrolera mexicana iba a ser incompatible con la nueva era de integración, mercados abiertos y libre tránsito en el mundo.

Hoy, Petróleos Mexicanos (Pemex) cumple 70 años. La idea de reformarlo sigue siendo un tema emotivo, ya que todavía se evoca la expropiación del 18 de marzo de 1938 como fecha de referencia. Sin embargo, el monolítico modelo petrolero mexicano es cada vez más cuestionado, en tiempos en que la producción y la exportación de crudo están a la baja y las capacidades industriales de Pemex se encuentran debilitadas. El capital privado actúa mediante contratos en toda la industria, llegando hasta los límites de la legalidad -incluso a la ilegalidad, a juicio de algunos-, pero el monopolio jurídico persiste.

La discusión sobre el futuro de la industria petrolera mexicana sigue trabada en el aspecto ideológico. En la derecha del espectro político se plantea la conveniencia de un modelo de gestión con alianzas, competencia, bursatilización y apertura de negocios no medulares, donde las compañías privadas aportarían tecnologías y capacidades de ejecución, pero la izquierda no acepta revisar el marco jurídico para esos propósitos y asegura que el monopolio estatal funcionaría óptimamente sin apoyos externos en caso de poder reinvertir la renta petrolera, evitando compartir con terceros los recursos del subsuelo.

El gobierno de Felipe Calderón expresa una posición a favor de aperturas al capital privado en la explotación de aguas profundas y yacimientos transfronterizos, en la refinación y en la distribución y almacenamiento de combustibles. Plantea la competencia en los diversos segmentos de la industria en un modelo en el que Pemex sería, ya no un monopolio, sino una "empresa estatal dominante".

La izquierda, en cambio, maneja un discurso ideológico contrario a la inversión privada y busca la mejora de Pemex por la vía del fortalecimiento del monopolio y de la reinversión de sus ingresos o sus "excedentes". Prevalece, no obstante, la percepción de que el monopolio es poco funcional en un mundo con fronteras abiertas. Al mismo tiempo, hay experiencias exitosas de empresas energéticas estatales -en Brasil, Canadá, Francia, Noruega- que han trascendido sus fronteras y de las que México podría aprender.

No existe un solo modelo que necesariamente dé los mejores resultados. Sin embargo, la industria petrolera mexicana...

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