Sergio Ramírez bajo asedio

AutorErika P. Bucio

Abandonó Nicaragua en junio pasado, en medio de la persecución contra opositores por el régimen de Daniel Ortega, quizá previendo que seguiría en la lista.

Pese a que esta entrevista se llevó a cabo antes de que la Fiscalía nicaragüense girará antier una orden de aprehensión en su contra, desde su refugio en Costa Rica, el escritor Sergio Ramírez (Masatepe, 1942) advertía: "Me siento perseguido".

Las detenciones, encarcelamiento o acusación contra alguien o impedirle la entrada o salida del país depende de una voluntad política arbitraria.

"No hay ninguna ley, la inseguridad es absoluta".

Ramírez ha denunciado la "mano torpe de la injusticia dictatorial en Nicaragua" que persigue y toma como rehenes a "mujeres y hombres dignos de todas las condiciones sociales" y aterroriza sus hogares.

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Contrario a su habitual manera de poner distancia de los hechos recientes, Sergio Ramírez sitúa su más reciente novela en esa Nicaragua sin ley con las protestas antigubernamentales de 2018 como telón de fondo. Desde ese año, 100 mil nicaragüenses han abandonado el País; la situación lo orilló a asumir el riesgo y traer de nuevo a escena al inspector Dolores Morales.

Tongolele no sabía bailar (Alfaguara) significa su vuelta al género negro con la tercera entrega de la saga del alter ego del escritor, que arrancó con El cielo llora por mí (2008) y continuó con Ya nadie llora por mí (2017).

"No puedo rechazar la fascinación que sobre mí ejerce Nicaragua como realidad política que refleja también una realidad que vivimos en América Latina. Es un riesgo que decidí asumir", comparte el escritor.

"Los hechos contemporáneos de Nicaragua eran tan importantes de narrar que yo tenía que poner mi personaje en situación y meterlo dentro de ese mundo aún en caliente". Una situación aún no resuelta y, por tanto, el riesgo asumido era aún mayor. Y ahí, el humor jugó para ayudarle a poner distancia.

Tongolele no sabía bailar es una novela sobre el poder y las transformaciones que sufre Latinoamérica. En Nicaragua, el poder del que se ocupa la novela tiene mucho de esa "retórica de izquierda del viejo discurso antiimperialista 'in extremis' como del poder tradicional del caudillo aferrado al poder.

"No importa cuanto envejezca, no importa la edad que tenga, pero en la perspectiva del poder nunca se acaba ni con la idea de la muerte".

Daniel Ortega, al mando desde 2006, ha dicho que pretende gobernar hasta la edad de su madre de 97 años.

"Y si pudiera más... ya de este...

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