Sergio Aguayo / Alfonso Romo

AutorSergio Aguayo

Las élites políticas se renuevan y una cara novel es la de Alfonso Romo, el empresario regiomontano que, entre otras tareas, fue el tejedor de puentes entre el gran capital y Andrés Manuel López Obrador.

En 2011, el líder del partido Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, convenció a Romo para que visitara a Andrés Manuel en el austero departamento del político. El empresario quedó impresionado pero, cauteloso, ordenó un estudio sobre López Obrador; lo trató, dice, "como si fuera a comprar un negocio". La investigación fue realizada por Arely Gómez, actual secretaria de la Función Pública con Enrique Peña Nieto. Romo quedó satisfecho. "Andrés Manuel [resultó ser el] mejor de todos, por mucho". Luego viajó a Washington donde averiguó -sin especificar sus fuentes- que AMLO no tenía ninguna relación con el chavismo venezolano o similares.

Romo se subió al barco del Peje y empezó a tender puentes con la iniciativa privada; labor facilitada por su inclusión, según la revista Líderes Mexicanos, en el listado de los 300 líderes más importantes del país. "Me he sentado con casi todos" los importantes -explica- "para ver cuáles son las diferencias reales" y "quitar las percepciones negativas" sobre el candidato. Su objetivo ha sido crear "primero confianza, segundo confianza, tercero confianza... Vamos a crear la red de confianza más importante que se ha creado en este país". Y para lograr la empatía les hace ponerse "en los zapatos del otro lado".

Mientras avanzaba en esa tarea, Romo se encargó de la elaboración del Proyecto de Nación, para después recibir el encargo de "coordinar al gabinete" (presentado en diciembre pasado) de López Obrador y armar un programa de trabajo para los "primeros seis meses" de gobierno.

En síntesis, Romo ya forma parte del primer círculo de López Obrador con quien tiene "una relación muy cercana, lo veo muy seguido". En víspera de la elección es inevitable preguntarse cuáles serán sus responsabilidades en un gobierno encabezado por el Peje. Romo dice ignorarlo porque, reconoce, no sabe cómo evitar los conflictos de interés inherentes a sus actividades empresariales y sus responsabilidades públicas.

El dilema es real, porque se antoja difícil que Romo se salga de la cabina de mando de un proyecto que quiere sanear a un país saqueado y mal administrado. Sobrino nieto de Francisco I. Madero, Romo es un apasionado del cambio y la innovación tecnológica y que, según me dice alguien que lo ha tratado, quiere...

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