San Cadilla / Se prendió el infierno

Tristemente lo ocurrido el sábado por la noche en el Estadio Nemesio Diez se suma a lo vivido toda la semana en el futbol mexicano.

Me contó mi oreja escarlata que en plena fiesta del Toluca, goleando al América y quitándole el invicto, se armaron los trancazos en la tribuna de sombra preferente.

El asunto se complicó, pues resulto insuficiente la intervención de la seguridad privada, y tuvieron que ingresar algunos granaderos, que emplearon la fuerza excesiva para llevarse a varios aficionados del América, que estaban muy agresivos.

Hace falta un protocolo de seguridad para ver cuáles son los mejores métodos para contener a porristas agresivos.

LOS ECOS DEL GRITO

Y ya que andamos en temas que han echado a perder el espectáculo futbolero, hablemos del grito homofóbico que retumbó el jueves en el Estadio Azteca durante la goleada que Rayados le propinó a Cruz Azul, déjenme les cuento que en el club cementero andan muy preocupados por lo ocurrido.

Andan con el Jesús en la boca, esperando que la Concacaf no les imponga alguna sanción extra luego que abrió investigación sobre lo ocurrido en la vuelta de Semifinales de la Concachampions.

Los celestes dejaron guardados sus remedios caseros, poniendo una grabación de porras en el sonido local, tan alto como pudieran aguantar las bocinas del inmueble, para evitar que se percibiera el grito homofóbico.

No importaba si el conjunto cementero iba perdiendo o ganando, se anticipaban para evitar alguna sanción.

Pero esta noche Concacafkiana de plano se les fue el avión y, cuando reaccionaron, el daño ya estaba hecho.

EL PENOSO SHOW DE AGUERRE

Ahora que la Liga y la FMF tienen a la FIFA y a la Concacaf respirándoles en la nunca, esperando cualquier motivo para caerles con una sanción, deberían de tener más cuidado y actuar lo más pronto posible para ponerle un alto a jugadores como Washington Aguerre, portero del Querétaro.

El desubicado de Aguerre hizo de todo para sacar de quicio a los seguidores celestes, esperando que gritaran el "¡Ehh... p..!", pues disfrutaba haciendo tiempo descaradamente...

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