Restauran sahumadores utilizados en ofrenda prehispánica

CIUDAD DE MÉXICO, agosto 14 (EL UNIVERSAL).- De una colección de 31, cinco sahumadores y parte de un brasero tipo azteca que en la época prehispánica pudieron haber sido utilizados en ceremonias rituales para el cambio del ciclo calendárico, ampliación de alguna edificación, incluso en la ascensión o muerte de un gobernante, son restaurados por profesores y alumnos de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Las piezas recuperadas durante un salvamento arqueológico realizado en el centro histórico de Cuautitlán, Estado de México, en mayo de 2016, cuando se hizo el cambio de la carpeta asfáltica en la calle Tranquilino Salgado que circunda los parques Juárez y de la Cruz, son 16 sahumadores completos y otros 15 fragmentados, objetos rituales que estaban acomodados unos sobre otros en tres capas, a manera de ofrenda informa en un comunicado el INAH.

También en esa calle se hallaron dos entierros de infantes con ofrendas de cajetes miniaturas y silbatos de cerámica, cerca de ahí se localizaron huesos calcinados de varios individuos junto con platos quemados del tipo azteca III que según el arqueólogo Francisco Antonio Osorio Dávila, responsable del salvamento, podrían estar relacionados con la muerte de algún gobernante.

Los sahumadores policromados en tonalidades rojo, negro y azul, cuentan con cazoletas decoradas con una cruz calada (emblema de los cuatro rumbos cardinales), mangos huecos con bolitas de barro en su interior que emulaban el sonido de la serpiente de cascabel y están rematados con una cabeza de serpiente con las fauces abiertas, del tipo xuihcóatl (serpiente de fuego).

Quetzalli Paleo González, profesora del Seminario Taller de Cerámica de la ENCRyM, recordó que los sahumadores y el brasero tenían un estado de conservación medianamente bueno, porque todos estaban fragmentados y con tierra de contexto, pero aún conservan su decoración y policromía.

"Las piezas tienen ornamentos post-cocción variados, hechos con compuestos a base de cal y pigmentos minerales (hematita, añil, cal) o realizados con tierra de diatomeas (roca sedimentaria silícea formada por microfósiles de algas marinas unicelulares), por lo que es sorprendente que se hayan conservado durante tantos años".

Su preservación se debió principalmente al contexto en el que se encontraron, porque otros que se han hallado en el Templo Mayor del Recinto Sagrado de Tenochtitlan...

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