René Delgado/ Paralelas y disyuntivas

AutorRené Delgado

Pese al prometedor anuncio de la erradicación de las crisis de fin sexenio, el presidente Ernesto Zedillo podría terminar superando el récord de sus antecesores. Inaugurar la oferta del dos por uno. Dos crisis en un mismo sexenio, al inicio y al final del gobierno. Por omisión, en esa dirección se trabaja.

El endiosamiento de la globalización, la globalifilia, mutila la realidad y genera una ilusión: las únicas leyes que cuentan son las del mercado y no las del derecho ni las de la política. Quizá, en esa idea, se explica por qué el presidente de la República presume un imposible: la normalidad democrática sin el amparo de un Estado de derecho, en un país agraviado socialmente.

Esa percepción dogmática de la realidad, lleva también a creer que la única crisis posible es una de carácter económico. Por eso, el absurdo de empeñarse en construir un blindaje económico sin desactivar las bombas políticas que se trasladan en el vehículo que se quiere proteger. Se garantiza, sin querer, una explosión tremenda. Si se tomaran en cuenta los indicadores políticos y sociales, y no sólo los económicos, tiempo atrás se habría desactivado el campo de minas por el que transita el país.

Dicho esquemáticamente, la historia reciente del país revela que las crisis de fin sexenio no sólo han sido de corte económico. La de Gustavo Díaz Ordaz fue política; la de Luis Echeverría, económica; la de José López Portillo, económica; la de Miguel de la Madrid, política; la de Carlos Salinas de Gortari, social y política... y la del inicio de sexenio de Ernesto Zedillo, económica.

Y, ahora, por la razón que se quiera, el doctor Zedillo está dejando que se conjunten los elementos para desarrollar, además de la crisis del inicio de sexenio, una de carácter político-social hacia el final del mandato. La novedad del sexenio sería la de encabezar dos crisis: una al inicio y otra al final dándole, por lo demás, un nuevo carácter: una crisis global.

¿Eso se quiere? ¿O todo se reduce a la intención de recurrir de nuevo al miedo y al terror para garantizar la permanencia en el poder del partido tricolor?

1994 no está tan lejos como se piensa. Es más, se podría ya comenzar a establecer algunos paralelismo entre aquel año y éste.

En función del desorbitado interés por la sola economía, se dejó crecer un problema político hasta transformarlo en una crisis. Se habla de nueve meses de paro en la Universidad, pero en el fondo ese conflicto ya cumplió un año de haberse iniciado. Doce...

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