Reinventan el sanitario

AutorTonatiúh Rubín

Mediante la creación de baños secos, científicos mexicanos buscan ahorrar agua e impedir la contaminación del aire y el suelo.

En un día, una persona utiliza el inodoro siete veces en promedio y cada descarga emplea hasta 16 litros de agua, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Por lo tanto, un usuario puede desperdiciar hasta 112 litros del líquido cada 24 horas al usar un retrete convencional.

"No es sostenible (el inodoro tradicional) porque estamos utilizando un recurso como el agua para deshacernos de nuestros propios desechos", considera Miriam Alfie, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

"Es una cultura del desperdicio y el agotamiento".

En el hogar, el inodoro es la principal fuente de desperdicio de agua, según cifras de la Conagua.

El 40 por ciento del líquido que utiliza una persona en un día se derrocha en el retrete, indica la dependencia. Le sigue, con 30 por ciento, el uso de la regadera; 15 por ciento, lavado de ropa, y otro 15 por ciento se destina a la cocina, a la limpieza y otros usos.

Además, si el baño tiene fugas, puede causar un desperdicio de entre 100 y mil litros de agua al día.

ALERTAN SOBRE IMPLICACIONES

Cuando el agua se combina con desechos humanos, se convierte en agua residual, advierte Vicente Borja, investigador de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

"El costo de traer agua es muy elevado y lo que hacemos cuando traemos el agua potable es ensuciarla inmediatamente. Cada vez que le jalamos al baño, estamos convirtiendo en aguas residuales o negras litros de agua que pudieran ser aprovechados para otros usos", lamenta Borja.

En México, el recurso hídrico proveniente del baño se mezcla con el que generan hospitales y la industria, enfatiza Marisa Mazari, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM.

Los microorganismos que contiene esta agua, como bacterias, parásitos y virus, así como los compuestos orgánicos e inorgánicos, como plaguicidas y fármacos, deterioran la calidad del suelo.

Ya que este líquido tiene materia orgánica, cuando las bacterias la degradan se liberan gases de efecto invernadero a la atmósfera, como dióxido de carbono, metano y ácido sulfhídrico, añade Mazari.

En el 2015, el tratamiento y descarga de aguas residuales generó 22 mil 301 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) en México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).

Se calcula que el costo...

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