En las redes del mito

AutorMauricio Matamoros

Si hace medio siglo la iconósfera era un planteamiento meramente teórico, en la actualidad nuestro mundo tridimensional parece ser sólo uno de tantos aspectos de ésta: un mundo en el que iconos y símbolos nos arropan, condicionan y educan.

Un mundo en el que el Hombre Araña deviene en hechizo multimedia mucho más identificable, abrazable y respetado que cualquier personaje que hace las ocho columnas o el encabezado del noticiario radiofónico y televisivo.

Así, no resulta ya extraño o escandaloso que para la realización de El Hombre Araña 3 se hayan gastado 258 millones de dólares; por supuesto, haciendo de ella -hasta el momento- la película más cara de la historia y, seguramente, la que romperá récords de taquilla -igualmente, hasta el momento.

Pero, ¿es que acaso todo este avasallamiento mediático de un "solo" personaje es meramente gratuito?

La verdad es que de tiempo en tiempo sucede este tipo de cosas; y sobre todo cuando cualquier clase de major parece trabajar únicamente para subsistir de manera opulenta a partir de nuestro desembolso monetario. Pero ya desde siglos atrás las masas han respondido con singular preocupación al producto del apareamiento entre la imaginación de consumados autores y las estrategas capacidades de editores y negociantes. Balzac, por ejemplo, fue un autor que en algún momento de su vida estuvo condicionado por la respuesta del público hacia su obra, y la periodicidad que así impuso el propio editor y que el público exigió.

Lo mismo ha sucedido con los autores de historieta desde el pasado siglo, y todo ello ha provocado la nueva mitología en la iconósfera que delinea el siglo 21.

Hace 45 años apareció por vez primera El Hombre Araña (Amazing Fantasy 15, agosto de 1962). Surgió como parte de un paupérrimo esfuerzo de subsistencia editorial y vital conjunto por parte de su editor y argumentista, Martin Goodman y Stan Lee, respectivamente.

Pero más temprano que tarde la historia los recompensó haciendo de su creación, tal vez, la narrativa más leída, exitosa e importante del siglo 20.

Porque a pesar del contexto, y las necesidades económicas y mercadotécnicas bajo las que fue concebido tal personaje (junto con otros como Los Cuatro Fantásticos, Daredevil y Hulk), no puede negarse la rica construcción dramática que le concibió Lee (y sus posteriores guionistas) y la gráfica con la que una legión de dibujantes y pintores le han trazado una psicología impresionante a Peter Parker y su alter ego de Hombre Araña...

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