'Quiero ser soldado, pero de los buenos'

AutorHenia Prado

Ulises luce una mirada de fascinación. Con detenimiento observa el paso sincronizado de una docena de militares enfundados en sus trajes verde olivo, al tiempo que escucha el redoble de tambores y el agudo sonido de las trompetas.

Es la primera vez que el niño, de nueve años de edad, visita una instalación castrense -sus padres lo llevaron. Deja de pedalear su bicicleta y contempla la marcha de los soldados.

El pequeño formó parte de los aproximadamente 500 ciudadanos que ayer acudieron al Paseo Ciclista efectuado en el Campo Militar 1, un lugar considerado durante varios años símbolo de represión, torturas y desapariciones.

"Nunca había visto un soldado de verdad, se ven fuertes, yo quisiera ser un soldado, pero de los buenos", enfatizó el menor.

Por segunda ocasión en la historia, las familias tuvieron acceso al enigmático Campo Militar 1, para contemplar la vida cotidiana de los uniformados, la manera en que viven y entrenan.

En bicicleta, a pie o en patines recorrieron un trayecto de tres kilómetros donde apreciaron los inmuebles que resguardan el área de ingenieros carabineros, de artillería, la brigada de fusileros paracaidistas hasta llegar a la Glorieta de las Águilas, todo bajo estricta supervisión de militares y en un camino delineado por conos.

El capitán Ernesto, quien "presumió" a sus hijos su centro de trabajo, reflexionó acerca de la importancia de cambiar la imagen negativa de los soldados, señalados en ocasiones como figuras de temor o de fácil reemplazo.

"La violencia ha mermado la imagen del militar, es un área donde nos toca contrarrestar el efecto y...

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