Ante el público, los originales de "El Principito"

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS, FRANCIA.- Aquí están. ¡Tan frágiles! Las acaricia una luz tenue. Parecen flotar entre el techo modificado como cielo estrellado y el piso de madera pintado de azul noche. Son 30... 30 páginas de las 141 del manuscrito original de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, realzadas todas por anchos papeles paspartú color arena y sobrios marcos negros.

Diecisiete hojas de finísimo papel de piel de cebolla cubiertas de textos escritos a mano -con minúscula letra cursiva, nerviosa, a menudo ilegible-, salpicados de tachaduras, que alternan con 13 delicadas acuarelas pintadas en tonos pastel sobre el mismo papel delgadísimo.

Contrasta la ansiedad de la letra garrapateada con lápiz del Saint-Exupéry-escritor con la minuciosidad de los trazos de tinta y de las pinceladas del Saint-Exu-péry-grafista, y conmueve profundamente sentir al aviador con alma de poeta tan intensamente presente en cada hoja, detrás de cada uno de sus "jeroglíficos" y de cada uno de sus personajes.

Se impone obviamente el Principito retratado de espalda a orillas de un precipicio mirando una estrella, perplejo ante un baobab gigantesco, atento a las palabras del zorro, desasosegado en medio de miles de rosas parecidas a la suya que creía única... Siguen el Rey, el Bebedor, el Vanidoso, el Hombre de Negocios, presos de sus certezas irrisorias en sus planetas diminutos.

Ya no son figuras impresas. Son los dibujos definitivos, pulidos que Antoine de Saint Exupéry entregó insertados entre las hojas de su manuscrito a Eugene Rey-nal y Curtice Hitchcock -los editores estadunidenses- en el otoño de 1942.

Escrito y pintado en Bevin House, una amplia mansión de estilo victoriano que compartía con su esposa salvadoreña Consuelo Suncín Sandoval en Long Island, y en el lujoso departamento neoyorkino de su joven amante, la periodista Silvia Hamilton, el libro estaba previsto para publicarse antes de la Navidad de 1942.

Sin embargo, por múltiples razones, pero sobre todo debido al respeto absoluto de sus dibujos (tamaño, colores, lugar preciso en el libro) que impuso Saint-Exupéry a sus editores, y que implicó numerosos cambios, el cuento sólo salió a la venta en inglés el 6 de abril de 1943, y en francés dos semanas después pero únicamente en Estados Unidos. Francia tuvo que esperar hasta 1946, después de la Segunda Guerra Mundial, para descubrir al pequeño monarca nacido en el exilio.

Antes de dejar Estados Unidos en estos mismos días de 1942 para integrar una unidad de combate en Argelia, el escritor obsequió el original de su manuscrito a Silvia Hamilton, quien acabó vendiéndolo a la Morgan Library § Museum de Nueva York en 1968.

Convertido en tesoro de la venerable institución, el manuscrito escapó una sola vez al silencio y la penumbra de los archivos especialmente acondicionados para su conservación. Fue en 2014, en el 70 aniversario luctuoso del escritor, cuando la biblioteca expuso 25 páginas del manuscrito junto con 43 dibujos originales. La muestra duró apenas cuatro meses, estuvo muy concurrida y agudizó expectativas y frustración en Francia.

El público galo aguardó ocho años para descubrir a su vez parte del manuscrito del cuento filosófico para niños y adultos, a la vez límpido y misterioso, traducido a 500 lenguas y dialectos -arameo, bambara, jemer, maya kaqchikel, somalí, batanga, uigur...-, que ha alcanzado la venta de 200 millones de ejemplares, convirtiéndose así en el libro francés más leído universalmente.

"Solamente superan sus ventas la Biblia y El Capital de Karl Marx, y queda en cuarto lugar Pinocho de Carlo Collodi", pregona el dossier de prensa de la muestra A la rencontre du...

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