Proyecto transformación comunitaria

AutorSara Irene Herrerías
Páginas63-65

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Sara Irene Herrerías*

SOY UNA persona muy afortunada. Tengo el privilegio de que mi trabajo consista en trabajar por mi país y por mi gente, las personas que lo habitan y lo transitan. Sin embargo, mi día a día también implica enfrentarme a la parte más oscura de la naturaleza humana. Cotidianamente entro en contacto con personas que son capaces de matar a otro ser humano, descuartizarlo y quemarlo con la finalidad de desaparecerlo; personas que sin mayor asomo de culpa son capaces de causar el daño más grande que se le puede causar a otra persona: obligarlo a despertarse todos los días sin saber dónde está tu ser querido, sin saber si está vivo o lo están torturando en algún lugar remoto, privado de su libertad. Me entero de casos de personas que fueron capaces de degollar vivo a otro ser humano y filmarlo para que el cártel enemigo o su familia supieran con quién estaban tratando y creyeran en la amenaza que se les ponía enfrente.

Cuando veo todo esto, me pregunto: ¿dónde estábamos como Estado, como gobierno, pero también como sociedad civil para evitar que todo esto sucediera? ¿Dónde estábamos todos y todas cuando estas personas fueron niños, llegaron a la adolescencia y se convirtieron en jóvenes o adultos dispuestos a cometer tales actos? Es entonces cuando refuerzo mi convicción de que la prevención es el camino, la ruta para reconstruir nuestro tejido social.

Perseguir los delitos y ser implacables en la aplicación de la ley es fundamental. Conozco la importancia que tiene abatir la impunidad y enfrentar la corrupción. Sé también que no llegaremos muy lejos si no somos capaces de consolidar un sistema que permita impartir justicia

* Titular de la Subprocuraduría de Derechos Humanos, Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad.

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de manera eficaz. Sin embargo, tengo la certeza de que si al hacerlo, olvidamos la obligación que tenemos de brindar alternativas y procurar espacios para la realización de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes, habremos fracasado en nuestra misión de paz.

Por fortuna, esta certeza es tan real como la oscuridad que presencio todos los días. Hace un par de años tuve la oportunidad de participar en un proyecto auspiciado por el Instituto Nacional de Ciencias Penales de la PGR, la Secretaría de Gobernación y el Gobierno de la Ciudad de México, cuyo objetivo era transformar dos comunidades escolares en la Ciudad de México a través de distintas herramientas de prevención, una en el...

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