Prólogo. El nombre de nuestra institución. 40 Años del Inacipe
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No es posible hablar de las publicaciones periódicas generadas en el Instituto Nacional de Ciencias Penales (en su acrónimo INACIPE) sin evocar al impulso fundador de tal comunidad de personas y saberes. Sin duda, pensar en los múltiples y variados artículos que se han editado en la citada institución conduce a sus lectores a interesarse en su historia: gracias a su existencia, pudo ser posible la amena lectura de esos grandes conocimientos.
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El nombre de la Institución que ahora cumple 40 años, es un ilustrado tapiz que evoca muchas reflexiones. Indagar sobre temas tan diversos como el del papel del perito en el proceso penal; la prevención de la criminalidad; la importancia de la dogmática penal, entre otros, lleva a la persona que los investiga a sumergirse en el profundo mundo de las así llamadas "ciencias penales". Los términos "ciencias" y "penales" son dos desafíos que inician por el peldaño de la epistemología; pero que, si se los aborda a cabalidad -como en el INACIPE se ha logrado-, pueden llevar al interesado al colosal universo forense, al diálogo interdisciplinario, especialmente entre el Derecho penal, la Criminología y la Criminalística. Ese fue el espíritu que infundieron hombres como Alfonso Quiroz Cuarón, Rafael Moreno González y Sergio García Ramírez, entre otros; y que, para fortuna del estudioso de las ciencias penales, han seguido cultivando sus actuales investigadores.
Si, como dijo Aristóteles, la ciencia es un conocimiento cierto de algo por sus causas, y como bien lo advirtió Emanuel Kant, siempre debe ser verificable, entonces el INACIPE es un espacio idóneo para efectuar tales actividades. Por un lado, la Criminalística permite la demostración empírica de una hipótesis planteada para esclarecer un presunto hecho delictivo. Por el otro, la Criminología busca precisar la etiología del hecho delictivo, pero también, y como producto de tal análisis, puede delinearse una política criminal. El Derecho penal, por su parte, no se conforma con sancionar las conductas que han violentado a determinados bienes jurídicos tutelados, sino que persigue como objeto final, la pacíica y armónica convivencia social. Así, en esa tesitura, es insoslayable para el interesado en el conocimiento penal en México poner su mirada en el Instituto Nacional de Ciencias Penales: obtener saberes cientíicos en cualquiera de esas ramas de la ciencia, mediante las prácticas anteriormente mencionadas, es posible en esta honorable institución.
Sin embargo, obtener saberes cientíicos no es una tarea fácil; se requiere tiempo, dedicación y, sobre todo, amor hacia al conocimiento mismo para arribar a buen puerto. En ese orden de ideas, orientar su vida al estudio de la ciencia requiere un constante esfuerzo para inaugurar nuevas rutas para un determinado conocimiento; así como un minucioso análisis para rectificar los posibles errores que se hayan cometido. Asimismo, el estudio cientíico requiere una actitud crítica para cuestionar las investigaciones propias: de ese modo, se consolidarán las mejores o, en su caso, se descartarán caminos que impidieron que loreciera el conocimiento cierto. Por tal motivo, para pensadores como Karl Popper, la ciencia es una búsqueda sin término, y en cierta manera, esto es lo que sucede con las ciencias penales. Las preguntas que hacen la Criminología, la Criminalística y el Derecho penal, son interminables, toda vez que los hechos delictivos se dan dentro de tiempos y espacios determinados y afectados por circunstancias históricas, culturales, sociales, económicas y políticas. A estas disciplinas, nada les es indiferente y por eso, en las aulas del INACIPE, como en sus cubículos de investigación y su biblioteca, existe un diálogo incesante entre la Química y el Derecho; la Filosofía y la Sociología; las ideologías y la Dogmática penal, y un largo etcétera. De esta manera, no puede pensarse en los periles criminales sin hacer alusión a la psicología o a la criminología; así como tampoco es factible pensar en hacer un diagnóstico pericial sin tomar en...
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