Prólogo

AutorDip. César Camacho
Cargo del AutorPresidente de la Junta de Coordinación Política. LXIII Legislatura
Páginas15-16

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La Historia y el Derecho son disciplinas entrelazadas que sirven para describir y entender, para prevenir y proceder, y aplicadas al Congreso Constituyente de 1916-17, permiten conocer cómo se sentaron las bases de un país que durante un siglo pasó de la revolución armada a la evolución social, así como aquilatar los logros de quienes nos precedieron, sopesar los pendientes que enfrentamos y avizorar los desafíos que anuncia el porvenir.

Desde 1824 optamos por la República como forma de gobierno y un sistema de corte presidencial al amparo del principio de representación política y, salvo breves episodios, por la forma de estado central. A estas decisiones fundamentales les sucedieron otras que solidificaron tanto los derechos como las libertades de los mexicanos; y en el siglo XX, como resultado de la Revolución Mexicana, emergieron las reivindicaciones sociales, afloraron nuevas propuestas jurídicas en el Congreso Constituyente, que no sólo daría inicio a la institucionalización del poder, sino que darían vida a la primera Constitución político-social del mundo.

Escribía Luis Cabrera que "las revoluciones comienzan por un ciego movimiento de rebeldía en contra de una situación que parece insoportable [...] y no es sino más tarde cuando poco a poco van precisándose las tendencias y las necesidades, hasta que llegan a formularse los remedios en forma de nuevos principios políticos y sociales". Si el estrepitoso movimiento armado que se había levantado para derribar, primero a Díaz y luego a Huerta, había sido reacción airada; el Congreso Constituyente sería el espacio que se iluminaría con la luz de las ideas, que habrían de trazar el perfil de una Nación.

En tanto, dicho Congreso acogió a fuerzas políticas identificadas con los diferentes grupos armados que habían participado en la revolución, cuyos intereses y postulados eran representativos de las principales demandas que se gestaron durante el movimiento insurgente. El común denominador fue el deseo de paz con orden legal, el respeto de las libertades, la atención prioritaria a las demandas sociales que se habían expresado ya, a sangre y fuego.

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Consecuentes con estos compromisos, durante dos meses y más de 60 sesiones, los constituyentes se dieron a la tarea de discutir el proyecto que daría vida a nuestro texto constitucional, cuyo vigor y autoridad, dijera Heriberto Jara, "radica en el pueblo, pues él es quien, por su voluntad, expresa normas esenciales para su...

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