Prolegómenos: la crisis de la civilización industrialAproximaciones conceptuales

AutorMiguel Moreno Plata
Páginas27-62
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Capítulo I
Prolegómenos: la crisis de la civilización industrial
Muchos de los esf uerzos actual es por
salvagua rdar y mant ener el pr ogreso
humano, por satisfa cer las ne cesidades
humanas y por lle var a su logro las a m-
biciones humanas so n simplemen te in-
sostenib les, tanto en los países ricos
como en los po bres [...]
Tal vez haya ben eficios en el balan ce de
nuestra genera ción, pero nuestros hijos
heredarán las pérdidas. Estamos toman-
do prestado capital ambiental de las ge-
neraciones fut uras sin ninguna i ntención
o perspectiva de reembolsárselo. Puede
que ellos n os maldigan por nu estro des-
pilfarro, pero nunca podrán cobr arnos la
deuda. Actuamos a sí porque podemos sa-
lirnos con la nuestra: las ge neraciones
futuras no votan; no tienen p oder político
ni económico; no pueden desafiar nues-
tras decisione s.
Informe de la Comisión Brundtland
INTRODUCCIÓN
En la actualidad existen diferentes posturas acerca de este paradigma
emergente. La mayoría de ellas coincide en que la adopción de dicho mo-
delo implicará el cambio cuantitativo y cualitativo de nuestros actuales
sistemas de producción industrial y de la cultura consumista de la socie-
dad en su conjunto.1
En este contexto cabe aclarar que en esta investigación utilizaremos
el término paradigma también en el sentido que menciona Kuhn: mode-
lo o patrón a ceptad o por un grup o de cientí ficos. Según este autor, la
1 Recordemos que desde un punto de vista gramatical, los paradigmas se refieren a de-
terminados modelos mentales, mismos que están constituidos por un conjunto de observa-
ciones generales aplicables de una manera sistemática a ciertos problemas de carácter físico
o social ubicados en un espacio y tiempo determinados.
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Miguel Moreno Plata
emergencia de un nuevo paradigma implica una definición nueva y más
rígida del campo científico en cuestión. Pero, a la vez, nos advierte sobre
la necesidad de reconocer lo muy limitado que puede ser un paradigma
en alcance y precisión en el momento de su primera aparición. En todo
caso, según Kuhn, los paradigmas obtienen su status como tales, debi-
do a que t ienen más éxito que sus competidore s para resolv er unos
cuantos problemas que un determinado grupo de profesionales ha lle-
gado a reconocer como agudos en un determinado campo científico.2
En atención a la situación teórica actual de la sostenibilidad podemos
señalar que éste se encuentra en un estado de transición con respecto a
su emergencia como paradigma en el campo de las ciencias jurídicas y de
las ciencias sociales en general. A partir de esta situación podemos encon-
trar una diversidad de enfoques teóricos que no tienen un referente co-
mún, pues este eje estructurante lo proporciona precisamente el surgi-
miento del paradigma. Asentado lo anterior, es preciso definir desde un
principio los contornos teóricos fundamentales de la sostenibilidad como
paradigma emergente. Éste es el objetivo principal de los primeros capítu-
los de este trabajo.
Por esta razón y en atención a la naturaleza de nuestro objeto de estu-
dio consideramos que es conveniente iniciar la presente investigación con
el análisis de algunas de las características fundamentales de la civilización
industrial, así como con la descripción de los principales problemas es-
tructurales de naturaleza económica, política y social de las sociedades
contemporáneas.
De esta manera, el contenido del capítulo I asume una importancia
estratégica al aportarnos aquellos elementos teóricos básicos para deter-
minar el marco general de nuestro objeto de estudio, facilitándose con ello
la descripción de algunas de las tendencias sociales, económicas y políti-
cas vinculadas con la sostenibilidad.
En este tenor, el carácter interdisciplinario de este apartado nos facili-
tará la comprensión de la naturaleza de este paradigma y, en última instan-
cia, nos apoyará en el correcto dimensionamiento del principio de sosteni-
bilidad en el derecho como objeto central de la presente investigación.
2 Kuhn, T. (1976), La estructura de las revoluciones científicas, Méxic o, Fondo de Cult ura
Económica, pp. 34 y ss.
Prolegómenos
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REVISANDO EL ACTUAL MODELO DE DESARROLLO
El surgimiento de la civilización industrial
En una primera aproximación a nuestro objeto de estudio habría que seña-
lar el hecho de en los comienzos de la historia humana, el hombre recolec-
tor, cazador y carroñero sólo utilizaba como fuente de energía aquella que le
proporcionaban sus alimentos, aproximadamente, 2,000 kcal/cáp/día.3 Con
la domesticación del fuego esta cifra debe haberse elevado a 4,000 kcal/cáp/
día. En las sociedades agrícolas primitivas, asentadas en las incipientes ciu-
dades del Creciente Fértil sirio-mesopotámico, la tasa se elevó a unas 12,000
kcal/cáp/día. Con el uso creciente de animales de tiro y con la mejora de los
aperos de labranza, las sociedades agrícolas más avanzadas, con un cierto
nivel cultural y que darían origen a las primeras civilizaciones de la antigüe-
dad deben haber utilizado ya unas 24,000 kcal/cáp/día. Este nivel de consu-
mo se mantuvo sin grandes variaciones durante milenios hasta bien entrado
el siglo XIX. En el apogeo de la Revolución industrial (RI)4 de baja tecnología
entre 1850 y 1870, el consumo diario per cápita básicamente aumentó a
70,000 kcal/cáp/día en las sociedades industriales más avanzadas de la épo-
ca, es decir, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos de Norteamérica.5
La RI, el fenómeno que abrió ese insalvable abismo, se compone de
tres etapas, unidas indisolublemente en un proceso único y en donde cada
una de ellas es condición indispensable para la existencia de las otras; sin
embargo, con fines analíticos es necesario diferenciarlas. La primera parte
está constituida por un conjunto de innovaciones tecnológicas de gran
importancia que generan productos o servicios nuevos, al mismo tiempo
que transforman los procesos productivos incrementando en una forma
sin precedente la capacidad de producción.6
3 Una kilocaloría es igual a la cantidad de calor necesaria para elevar un grado centígrado
la temperatura de un litro de agua.
4 Cuando se habla de la RI se hace referencia “a la gigantesca transformación, sin prece-
dente en la historia de la humanidad, que entre 1780 y 1850, en menos de tres generaciones,
cambió el aspecto de Inglaterra”. Este proceso contrasta con la lentitud y moderación de las
transformaciones sufridas por la sociedad en los dos milenios precedentes, continuidad que
fue ro ta por l os grandes y rápidos cambios o curridos a partir de 1780. Ver Cazadero, M.
(1995), Las revoluciones industriales, México, Fondo de Cultura Económica, p. 13.
5 Bolaños y Serrato, F. A. (1995), “El costo energético de la civilización”, en Jardón Urrieta,
J. J. (coord.), Energía y medio ambiente, México, Plaza y Valdés, p. 46.
6 Cazadero, M., op. cit., p. 14.

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