Presentación

AutorAlfonso Hernández Barrón
CargoPresidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco
Páginas5-7
Derechos Fundamentales a Debate/Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco 5
Presentación
Una de las tres grandes dimensiones de trabajo en las que se enmarca la hoja
de ruta que se ha trazado la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco es
precisamente la dimensión de cultura. Desde esta coordenada se construye un
conocimiento profundo de los derechos humanos para generar conciencia social
de la importancia de la defensa y promoción tanto con el funcionariado como en
la sociedad en general.
Lo anterior, atendiendo a lo que organismos internacionales como la ONU
han determinado en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948,
aludiendo a que la educación y formación en derechos humanos tiene por objeto
el desarrollo de la personalidad humana que permite el fortalecimiento de las
libertades fundamentales que favorecen la comprensión, tolerancia y la amistad
entre todas las naciones, promoviendo uno de los grandes objetivos de las
Naciones Unidas: la paz.
En este sentido, la difusión cientíca por parte de especialistas en materia de
derechos humanos se convierte en un insumo vital como parte de la cultura de
los derechos, de tal forma que la revista Derechos Fundamentales a Debate es una
herramienta toral en el quehacer de la defensoría jalisciense.
Ahora bien, esta novena edición gira en torno a un contenido por demás complejo,
pero a la vez apasionante para quienes buscan escudriñar en el derecho aquellos
temas que han sido fuente de calurosos debates, como es el caso de la actual posición
que guardan los jueces en el llamado Estado constitucional de derecho. En efecto,
recordemos que una de las características del Estado constitucional de derecho
es precisamente el tipo de Constitución que demanda; es decir, una plenitud de
principios y valores de carácter moral que son especialmente controvertidos y
que, a la vez, suscitan un amplio margen de interpretación por parte de quienes
ostentan la última palabra en las actuales democracias modernas, o sea, los jueces.
Por lo anterior, existe todo un debate respecto al papel que desempeñan
especialmente los jueces constitucionales, del que se han criticado fuertemente al
menos dos cosas:
La primera objeción no tendría sentido si la brecha interpretativa no fuese tan
amplia. Si los límites interpretativos no fuesen tan extensivos, el trabajo del juez
radicaría en hacer valer la Constitución sin un amplio margen de interpretación.
Empero, una de las características de las constituciones modernas es la textura
abierta y altamente imprecisa, lo que hace inevitable, en términos de Dworkin,
una lectura moral de la Constitución.
La segunda objeción es que en un diseño institucional en el que los jueces esgrimen
la última palabra e interpretación del contenido constitucional, también presentan
débiles credenciales democráticas. Efectivamente, los jueces constitucionales no

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