DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Privilegiados

AutorCatón

Alguien abrió la puerta de la calle. Exclamó con alarma la señora: "¡Es mi marido! ¡Rápido, métete en el clóset!" El hombre, confuso, respondió: "Pero si yo soy tu marido". "¡Desdichado! -le dijo ella con enojo-. ¿Entonces por qué no vas a ver quién es?"... "Jamás le cuentes a un amigo que tu mujer te está engañando. Podría aprovechar la información para su beneficio". El consejo es nada menos que de Montaigne, el famoso filósofo francés. Decía él que en su tiempo el adulterio era tan frecuente que el marido cuya esposa no tenía amores adulterinos se preguntaba lleno de inquietud por qué a su mujer los hombres la hacían menos. El vocablo "adulterio" es muy feo. La Iglesia de la Quinta Venida -no confundir con la Iglesia de la Quinta Avenida- permite a sus feligreses cometer adulterio, pero les prohíbe pronunciar la palabra. El adulterio es la segunda causa del divorcio. La primera es la falta de dinero. Yo tengo una teoría que pongo humildemente a la consideración de los sociólogos: el adulterio no existiría si no existiera el matrimonio. El día que el matrimonio desaparezca desaparecerá también el adulterio. Sublata causa tollitur effectus. Suprimida la causa desaparece el efecto. En nombre de la moral, entonces, se debe proponer la desaparición del matrimonio. Pero ¿a qué estas disquisiciones especulativas? Vienen a cuento por lo que le sucedió a don Astasio. El otro día regresó a su casa después de su jornada de 10 horas de trabajo como tenedor de libros. Colgó en la percha su saco, su sombrero y la bufanda que usaba incluso en los días de calor canicular, y luego fue a su alcoba a recostarse un rato antes de la cena. No sólo no pudo descansar: lo que vio ahí le quitó el apetito. Su esposa, doña Facilisa, estaba yogando en el lecho conyugal con el repartidor de pizzas, un boquirrubio de nombre Pitorrango. No dijo nada el coronado esposo. Salió de la recámara y fue al chifonier donde guardaba una libreta en la cual solía apuntar dicterios para champar a su mujer en tales ocasiones. Buscó el último que había registrado, volvió a la habitación y le dijo a su mujer...

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