Por una policía profesional

AutorJosé Luis Calderón Arózqueta
CargoProfesor y conferenciante en distintos foros nacionales e internacionales
Páginas163-185
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Por una policía profesional
José Luis Calderón Arózqueta*
Sumario: Introducción I. Profesionalización II. Medio ambiente o entorno social
III. Entorno institucional IV. Servicio profesional de carrera policial V. Catálogo de
puestos VI. Perfiles de puesto VII. Reclutamiento, preselección y selección VIII.
Contratación, sueldos y prestaciones IX. Capacitación X. Evaluación XI. Reco-
nocimientos XII. Régimen disciplinario XIII. Promociones y ascensos XIV. Bajas o
salida del personal XV. Conclusiones
Introducción
El presente artículo es producto de la experiencia profesional del autor y de las
muchas reexiones acumuladas durante los años de su actividad laboral en el servi-
cio público, fruto además de intervenciones en distintos foros en los cuales tuvo la
oportunidad de dialogar con ciudadanos, académicos, policías, servidores públicos,
comunicadores, estudiantes, etcétera, todos ellos interesados en la dignicación de
nuestros policías; todas estas aportaciones me permiten proponer las ideas que a
continuación comparto como base para una deliberación constructiva.
Una parte importante de la solución al grave problema de la inseguridad pública
en lo que se reere a la profesionalización del personal policial se ha soportado en
el Control de Conanza, en el mejor de los casos; sin embargo, el Polígrafo sigue
siendo la “reina de las pruebas”, lo cual es producto de una visión sesgada de lo que
debe ser una evaluación integral del capital humano de las corporaciones policiales.
* Profesor y conferenciante en distintos foros nacionales e internacionales. Ha escrito artículos en
revistas especializadas en temas de seguridad e Inteligencia y coordino la elaboración de seis li-
bros que abordan temas de Inteligencia y Seguridad Nacional, en tres de ellos es coautor. Miembro
del Instituto Nacional de Administración Pública, A.C. INAP
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Bajo esta óptica, el proceso de Control de Conanza se ha orientado con mu-
chísima frecuencia a meramente buscar responsables de la corrupción o ineciencia
de las corporaciones policiales, cuando lo importante es explorar y proponer so-
luciones integrales, identicar el potencial y fortalezas del personal policial. Pero
debido en gran parte a la propia naturaleza del procedimiento y como resultado de
un inadecuado diagnóstico e intervención desinformada o negligente por parte de
algunos de los titulares de esas instituciones, se ha encontrado a los “culpables” de
todo: los policías.
Vale la pena además aclarar que incluso en muchos casos los procedimientos
de evaluación decientemente instituidos por los responsables de aplicar los exáme-
nes generan en los policías la percepción de hostigamiento por parte de quienes los
evalúan, lo cual conlleva a la desmoralización de los cuerpos de policía, fomentando
las deserciones, la apatía y la pérdida del espíritu de cuerpo.
La pregunta clave que debemos hacernos es ¿qué tanto la policía es un reejo
de la sociedad a la que sirve?
Como anticipo de respuesta se puede señalar que en México tenemos un grave
problema de falta de respeto a la legalidad; más aún, desde los niveles más básicos
de nuestra vida en comunidad promovemos conductas ajenas a principios y valores
mínimos de sana y equitativa convivencia social; basta como ejemplo el desprecio
por las normas de tránsito o los cada vez más altos índices de compra - venta de
productos piratas o mercancía robada, entre muchos otros.
De ahí que es indispensable considerar que la evaluación policial debe ser de
doble vía: la valoración que actualmente se realiza en lo individual a los policías y
otra de carácter institucional.
Es decir, medir que tan fuerte o que tan débil es la corporación con res-
pecto a su nalidad declarada y si su arquitectura organizativa y procedimientos
de operación son los pertinentes o adecuados, para lo cual habrá que revisar si
existe y es funcional su reglamento interior, si los planes coinciden con el manual
de organización, con los programas, políticas y objetivos de la institución, si se
cuenta con una Doctrina clara y compartida por todos sus integrantes, si existen
procedimientos, planes de carrera policial, sistemas de promociones y ascensos,
programas de estímulos y recompensas, manuales, protocolos técnico - policiales,
Consejo de Honor y Justicia, Código de Ética, Unidad de Asuntos Internos y mu-
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