Los policías millonarios... y falsificadores

AutorAnabel Hernández

Armando Espinosa de Benito y Sergio Quiroz Padilla, quienes hasta principios de este sexenio tenían altos cargos en la Policía Federal (PF), no solamente mintieron en sus declaraciones patrimoniales para ocultar la riqueza que obtuvieron injustificadamente; también falsificaron sus certificados de bachillerato para poder ingresar en la institución, donde permanecieron más de una década.

Según el Código Penal Federal la falsificación de documentos oficiales y de información dada a una autoridad, así como la usurpación de grado escolar y de profesión, son delitos que se castigan con cárcel.

Por lo menos desde 1998 el certificado de bachillerato era indispensable para ingresar y permanecer en la Policía Judicial Federal (PJF, que en 2001 se convirtió en AFI). También lo era durante el sexenio de Felipe Calderón para in-corporarse a la PF, permanecer en ella y ocupar puestos de alto nivel. Sólo con la falsificación de sus certificados escolares ambos policías pudieron entrar y mantenerse en las corporaciones gracias a las cuales se hicieron millonarios y donde tienen trabajando a sus familiares.

Este semanario denunció la riqueza inexplicable acumulada por Espinosa y Quiroz entre 2005 y 2008 -durante sus encargos en la Agencia Federal de Investigación (AFI) y la PF- así como su ostentoso tren de vida, que no corresponde con sus salarios ni con sus declaraciones patrimoniales (Proceso 1910 y 1912).

Protegido de García Luna

En averiguaciones previas y declaraciones de los narcotraficantes Sergio Villa-rreal Barragán, El Grande, y Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, Espinosa -quien en la PF se hacía llamar Dios y hace décadas era policía de crucero- fue acusado de recibir sobornos a cambio de propor-cionarle ayuda e información al crimen organizado.

A la sombra de García Luna en la AFI y la PF, llegó a ocupar cargos importantes en el combate al narcotráfico y al secuestro. Entre 2005 y 2008 acumuló propiedades por más de 37 millones de pesos: tres residencias en Prados Churubusco, dos en Lomas de Cocoyoc y una más en el número 20 de la calle Luarca, colonia Parques del Pedregal en la delegación Tlalpan, donde actualmente vive.

Su esposa, Rebeca Ibarra, y sus hijas, Nora y Rebeca Espinosa Ibarra, ostentaban en las redes sociales su fortuna y lujoso tren de vida. Presumían sus residencias, los pasteles de cumpleaños de sus perros, sus colecciones de bolsas Louis Vuitton, sus constantes viajes a Europa, las visitas frecuentes al salón de belleza de...

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