De política y cosas peores / Jerarquía de leyes

La mejor decisión de mi vida es haberme casado con la mujer que me lleva de la mano por la vida. De no ser por María de la Luz de la Peña mil veces me habría yo despeñado. Otro acierto tuve en medio de una miríada de errores: haber estudiado la carrera de Derecho. Debo confesar que escogí esa profesión porque era la única en cuyos cursos no aparecían las matemáticas. Jamás tuve talento para los números: en la escuela reprobé siempre la aritmética, el álgebra, la geometría, la trigonometría y el cálculo infinitesimal. Sé de la enorme importancia que las matemáticas tienen, e intuyo que en ellas hay una belleza y una armonía desconocidas para mí. La música y el ajedrez, grandes pasiones mías, están regidas por el número, y quizá la poesía es en el fondo matemáticas con sentimiento. No me hago fuera de la razón. Esto es decir que no me hago fuera de las matemáticas. Por desgracia para mí no pude aprenderlas nunca, y llevo ese vacío en mi formación como un remordimiento. Mi sorpresa fue grande, por lo tanto, cuando descubrí que el Derecho es infinitamente más difícil que las matemáticas. En éstas cada problema admite nada más una solución. Todas las demás son equivocadas. Los estudios jurídicos, en cambio, conllevan ese valor inasible que se llama la justicia, y su complejidad es tal que en ellos no se da la precisión que existe en las ciencias exactas. A pesar de sus dificultades, sin embargo, me apasionó el Derecho, y mi formación de abogado me ha servido mucho. Aprendí, por ejemplo, que en las leyes hay una rigurosa jerarquía. La norma suprema es la Constitución, a la cual han de supeditarse las leyes secundarias. Si se apartan de ella se vuelven inconstitucionales, y por lo tanto nulas. Acierta por eso el Secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza, cuando en un artículo aparecido ayer en REFORMA dice lo siguiente: "La ley reglamentaria de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones, promulgada el 11 de junio de 2013, debe apegarse estrictamente al espíritu y motivos del texto constitucional...". Y afirma: "No es difícil concluir que aquellos intereses que se oponen a la vigencia de una ley secundaria están favoreciendo prácticas monopólicas, limitando una mayor competencia en el sector y perjudicando a todos los mexicanos". Más claro ni el agua. El sentido original de la reforma en el ramo de telecomunicaciones está ya plasmado en la norma constitucional. La ley reglamentaria respectiva no puede contrariar sus...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR