La polémica de Kelsen-Schmitt: un debate jurídico en torno a la Modernidad

AutorFelipe Curcó Cobos
CargoDepartamento Académico de Ciencia Política, ITAM-México-Río Hondo
La polémica Kelsen-Schmitt:
un debate jurídico en torno a la Modernidad
FELI PE CUR COB OS
Departamento Académico de Ciencia Política
ITAM-México-Río Hondo
felipe.curco@itam.mx
Resumen: Aunque el debate jurídico entre Hans Kelsen y Carl Schmitt ha
sido extensamente discutido y analizado, rara vez se lo sitúa en el marco de
la disputa entre el mundo político antiguo y el moderno. La pérdida de este
punto central de referencia impide focalizar la raíz f‌ilosóf‌ica de fondo en la
polémica entre ambos autores, a saber, una batalla entre dos modelos alter-
nativos de racionalidad política y moral. Uno es el antiguo (reivindicado por
Schmitt) y otro el moderno (defendido por Kelsen). Sostengo que no situar
dicho debate en semejante contexto nos priva de comprender las implica-
ciones jurídicas que se desprenden del conf‌licto entre los supuestos teóricos
normativos que hacen surgir a la Modernidad y el horizonte teleológico que
da lugar a la Antigüedad.
Palabras clave: decisionismo, positivismo, racionalidad moderna, racionalidad
antigua, Estado
Abstract: While the legal debate between Hans Kelsen and Carl Schmitt has
been widely discussed and analyzed, it is rarely located within the coordi-
nates of the political dispute between the ancient and modern world. The
loss of this central point of reference prevents focusing on the deeply philo-
sophical root wich is in the midst of the controversy between the two authors,
namely, a battle between two alternative models of political rationality and
morality.One is the ancient (claimed by Schmitt) and the other is the modern
(defended by Kelsen). I argue that not placing this debate in such context de-
prives us from understanding the legal implications arising from the conf‌lict
between the normative theoretical assumptions that give rise to Modernity
and the teleological horizon which gives rise to the ancient world
Key words: decisionism, positivism, modern rationality, ancient rationality,
state
Introducción. Racionalidad moderna y racionalidad antigua
El modelo de racionalidad moderno ilustrado, tal como en su época lo
caracterizó Immanuel Kant (1996 [1784], pp. 17–22), conf‌iaba a la
racionalidad una doble tarea: alcanzar un conocimiento asertivo y ca-
tegórico capaz de informarnos en torno a los f‌ines y valores últimos
dignos de ser seleccionados (racionalidad ética), y lograr un conoci-
miento técnico exhaustivo acerca de los medios e instrumentos adecua-
dos para poder realizar los f‌ines racionalmente elegidos (racionalidad
Diánoia
, volumen LVIII,número 71 (noviembre de 2013): pp. 79–103.
80 FEL IPE C URC Ó COB OS
instrumental). De este modo aspiraba a lograr no sólo la perfecta orde-
nación de la praxis humana, sino también un conocimiento completo
del mundo natural.
Se trataba, digámoslo así, de una aspiración ambiciosa y optimista,
integral, pues asumía como propia la tarea de desarrollar una raciona-
lidad de f‌ines y otra de medios, cuidando que no quedaran disociadas
una de la otra, a la par que la elección de los f‌ines últimos que guían
la acción humana y la elección de los instrumentos y medios utilizados
para conseguirlos se mantuvieran en todo momento bajo riguroso con-
trol racional. En def‌initiva, la utopía ilustrada conf‌iaba a la ciencia la
emancipación humana (del mal físico y del mal moral, de la sumisión a
la naturaleza y a los otros, de la ignorancia y la superstición), y también
el descubrimiento del sentido del mundo, de la vida y del orden social,
lo que permitía def‌inir un modelo de hombre y de ciudad. No obstante,
en la Alemania de la República de Weimar, y en general en la Europa
central de los años veinte del siglo pasado, este proyecto ilustrado se
hallaba ya fuertemente desacreditado. Max Weber (2004 [1919]) había
contribuido a ello al argumentar que ni la ciencia ni la racionalidad son
capaces de dar cuenta de sí mismas. Lo muestra la simple pregunta
por el sentido último de estas dos actividades. Al preguntar “¿por qué
debemos ser racionales?”, se advierte que sólo podemos responder de
dos formas: o bien desde dentro de la razón (brindando razones e in-
curriendo de este modo en una petición de principio, consistente en
ofrecer como respuesta justo aquello que se está poniendo en duda), o
bien, desde fuera, reconociendo que la decisión de ser racional obedece
a un acto de fe que no puede ser justif‌icado racionalmente. Lo que esto
implica, entonces, es que la racionalidad misma no es capaz de dar
una razón no circular para justif‌icar la f‌inalidad que la alienta, lo que
equivale, en otras palabras, a exhibir la irremediable presencia de un
momento de decisión último que nunca está sujeto a control crítico. La
decisión de ser racional, por lo tanto, es ella misma no racional.
También la ciencia representa un idéntico fracaso en la racionalidad
de f‌ines, porque si bien la ciencia es capaz de decirnos cuáles son los
medios más ef‌icaces para alcanzar f‌ines “dados” o ya “preestablecidos”,
esta capacidad tiene como correlato una absoluta impotencia para de-
cirnos cuáles son los f‌ines o los valores racionalmente más dignos de
ser deseados. De ahí que la ciencia, señala Weber, “carece de sentido,
puesto que no tiene respuesta para las únicas cuestiones que nos im-
portan, las de qué debemos hacer y qué objetivos debemos perseguir
en la vida” (2004 [1919], p. 101). Racionalidad y ciencia presuponen
siempre la validez de su lógica y los objetivos normativos inherentes
Diánoia
, vol. LVIII,no. 71 (noviembre de 2013).

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR