Pobres, ciegos y cultados

AutorLuis de la Barreda
Páginas13-18

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Luis de la Barreda*

No lo podremos lograr con estos cuerpos lazrados, pobres, ciegos y cuitados.

Miremos más que somos padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.

MIGUEL DE UNAMUNO

Libro buen amor

SUMARIO: 1. Nuestras policías; 2. Nuestro órgano de acusación; 3. Prioridades; 4. Telón.

Nuestras policías

LAS POLICÍAS mexicanas son de peor calidad incluso que las de Sierra Leona, Honduras, Zambia, Liberia, Tanzania, Guatemala, Guinea, Nicaragua y Etiopía. Una vergüenza. El Índice Mundial de Policía y Seguridad Interna 2016 (WISPI, por sus siglas en inglés) coloca a México en el lugar 118 de 127 países evaluados en cuanto a rendimiento y prestación efectiva de servicios de sus cuerpos policiacos. Los nuestros solamente superan a los de Venezuela, Camerún, Bangladesh, Mozambique, Pakistán, Uganda, Kenia, Congo y Nigeria.

* Coordinador del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM, fue el primer presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (Ciudad de México).

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Las mejores policías del mundo son las de Singapur, Finlandia, Dinamarca, Austria y Alemania. Las mejores de América Latina son la de Uruguay en primer lugar, seguida por la de Chile.

El diagnóstico, realizado por la Asociación Internacional de Ciencias Policiales (IPSA, siglas en inglés) bajo el auspicio del Instituto para la Economía y la Paz, examina cuatro rubros: capacidad, proceso, legitimidad y resultados. El Índice no hace sino confirmar lo que los mexicanos sabemos muy bien. En la Encuesta Nacional sobre Derechos Humanos, Discriminación y Grupos Vulnerables 2015, llevada a cabo por el Área de Investigación Aplicada y Opinión del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, las autoridades señaladas como las que suelen violar los derechos humanos con mayor frecuencia fueron las policías municipales con 33.8% de las menciones, seguidas por el Ministerio Público con 26%.

Los vicios y las deficiencias de las policías mexicanas son más notorios en el ámbito municipal, pero no están exentas las federales y las de las entidades federativas. Los policías mexicanos incurren con acelerada frecuencia en abusos ––por acción y por inacción––, errores ostensibles y conductas delictivas, y están lejos de alcanzar los mínimos suficientes de calidad profesional y contabilidad. Carecen de los conocimientos y las capacidades elementales para ejercer adecuadamente sus funciones, y muchos no poseen siquiera los conocimientos básicos o la práctica indispensable de defensa personal, disparo de armas de fuego, informática o razonamiento oral y escrito. Su condición física suele ser deplorable.

Además, nuestros agentes policiacos padecen serias carencias en su formación para realizar investigaciones. Sus salarios son notoriamente insuficientes y sus condiciones laborales precarias. No cuentan con los equipos adecuados y suficientes para combatir con ventaja a la delincuencia. No disfrutan del aprecio ciudadano...

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