Plaza Pública / Respuesta a mis lectores

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Los textos aparecidos en esta columna el jueves y el viernes pasados, ambos referidos al proceso electoral y más particularmente a una de las autoridades del ramo, el IFE, suscitaron la notable reacción de un sector de los lectores que me hacen el favor de seguir lo que se dice en este espacio. Es normal que la opinión informada, género que se practica en la Plaza Pública, provoque acuerdos y desacuerdos (aunque, claro, no es infrecuente que produzca indiferencia o mera recepción neutra). Casi nunca me es posible, por desgracia, dar respuesta a comentarios de los lectores. En esta ocasión, sin embargo, juzgo necesario hacerlo porque percibo una elevada tasa de reproches sobre mi parecer, que quizá no he expresado con claridad. Respondo únicamente a los lectores que comunican su posición racional y respetuosamente, no a quienes aprovechando el anonimato permitido por la red informática se desahogan torpemente. A ellos les digo sólo que su afán de ofender resulta frustrado de origen, pues he aprendido a divertirme y a no enojarme con improperios transmitidos desde la nada, en todos sentidos. En cambio, acepto y agradezco la crítica y el desacuerdo, y doy contestación genérica a quienes la merecen.

Dejo sentadas dos afirmaciones que fundan mi actitud en este momento del proceso electoral. Una es que no ha concluido dicho proceso, sino que se halla en curso. La segunda es que la siguiente etapa consiste en la presentación y trámite de impugnaciones al proceso, que se ventilan ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Inconformarse con momentos del proceso, con sus resultados parciales, con la conducta de las autoridades, con la forma de interpretar las leyes aplicables a la materia es enteramente normal. La sala superior del Trife, como sencillamente se llama al órgano principal de la justicia electoral, que se encarga de la siguiente fase a partir de la semana que hoy comienza, es un tribunal muy laborioso, que constantemente dirime impugnaciones electorales de toda la República.

La recomendación, que se desprende de muchos comentarios, a la Coalición Por el Bien de Todos de dejarse de protestas y admitir su derrota es prematura. Equivale a que hacia las cinco de la tarde del domingo 2 de julio se hubiera pedido a alguno de los candidatos que previsiblemente contarían con menor apoyo ciudadano, que desistiera de su propósito. Sería pedirles que depusieran su derecho en pleno proceso. Estamos más adelante que entonces...

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