Plaza Pública / La jefa Marta: dulce asalto al poder

AutorMiguel Angel Granados Chapa

AL HABLAR DEL JUEVES A UN DIARIO PERUANO, la señora Marta Sahagún de Fox negó cogobernar a México. Pero apenas 24 horas antes había dado muestra de lo contrario. Ante la aparición de libros sobre ella misma y sus familias, el miércoles había ordenado emitir un comunicado de prensa que en el mejor de los casos hubiera sido redundante, porque en la víspera la Presidencia de la República había tomado posición sobre el tema y el propio Vicente Fox se fue de bruces al aludirlo. Pero el boletín del martes 20 probablemente insatisfizo a la primera dama, y tomó directamente la ofensiva en sus manos: a la mañana siguiente acudió al más sofisticado programa de noticias, el de Brozo, el payaso tenebroso, y acto seguido ordenó distribuir su propio boletín. Dos comunicados sobre el mismo asunto, en dos días seguidos, sólo son posibles cuando hay dos personas a cargo del gobierno.

Como en el título de un libro temprano de Elena Poniatowska, todo empezó en domingo. El 18 de mayo los diarios del Grupo Reforma, el semanario Proceso y el periódico El Universal ofrecieron anticipos del libro La Jefa, de Olga Wornat, que comenzó a circular al día siguiente. También se inició la venta de otra obra sobre el tema, Marta, de Rafael Loret de Mola. Semanas atrás había concluido la impresión de Dulce asalto al poder, de Amparo Espinosa Rugarcía (con Francisco Javier Osornio Cortés), construido en torno a una encuesta ad hoc sobre la señora Fox.

Ese domingo la pareja presidencial fue de paseo, comenzando con "oír misa" en Catedral, expresión con que ellos y la inmensa mayoría de los católicos trivializan el magno acontecimiento que, según su fe, ocurre delante de sus ojos: la transustanciación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo. Con su anuencia y regocijo fueron retratados en el interior del templo, acto que de no imperar la banalización religiosa significaría una verdadera, quizá la más profunda intromisión en la vida íntima de los creyentes, pues nada hay más personalísimo, más ajeno a la presencia de otros que el diálogo con Dios mismo, la unión con el Ser.

Ese día los Fox rehusaron referirse al libro de Wornat, cuyo contenido se esparció en los anticipos. Pero el martes comenzaron a manifestar su enojo. Muy temprano, al desayunar con los voceadores, el Presidente dejó salir su molestia. Al hacer un elogio de las libertades de comunicación, incluyó entre ellas la de calumniar. No dijo más, ni falta que hacía, pues en el ambiente público había un sobreentendido. Como quiera que sea, horas después la oficina de prensa emitió el parecer de "la Presidencia de la República", "en relación con los dos libros publicados recientemente en torno a las familias de la señora Marta Sahagún de Fox y el licenciado Vicente Fox".

Tras un preámbulo sobre el papel de los medios de comunicación y el respeto gubernamental a su trabajo, la casa presidencial enjuició, sin nombrarlos, a los libros de Wornat y...

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