Plasme sus huellas en el desierto

AutorTaydé Bautista

Desde Coahuila he venido

Porque así lo prometí,

Para cantar un corrido

Que compuse en Mapimí

En el municipio de Frontera se construyó la primera línea férrea del Ferrocarril Internacional Mexicano del estado de Coahuila. Las vías del tren y las ruinas de la estación -una fachada de muros blancos y techos altos- son testigos de aquel acontecimiento.

Ese tren transportaba a los habitantes y viajeros que iban desde Monclova hasta llegar a Torreón pasando por Sacramento, Nadadores, Lamadrid y Cuatro Ciénegas, y ese trayecto es conocido como "la ruta del desierto". Monclova es el punto de partida de esta ruta, pero para conocer bien esta región hay que hacer el recorrido desde Candela.

Esta zona semidesértica que antes se sostuvo por la explotación de minas y el ganado, ahora se tambalea económicamente; la razón es que Altos Hornos de México, la acerera que se fundó en 1942 y que se vendió al grupo Ancira, se encuentra en suspensión de pagos.

Es época de calor. Las temperaturas de esta región, la del centro de Coahuila, llegan hasta los 45 grados. Por fortuna estamos a 36 grados y el clima es soportable. El cielo está claro y no parece que vaya a llover. En Monclova, Julia Rosa y Marco Antonio Villarreal se ofrecen para enseñarnos la ruta que va de la estación Candela a Monclova.

Si se toma la carretera de Nuevo Laredo hacia Coahuila, el primer municipio es Candela, y se distingue por una estación de tren abandonada en forma de fuerte.

Es Coahuila de mi patria

La más hermosa región,

Donde las hembras se visten

Con hilitos de algodón

Candela parece un pueblo fantasma. Cuando uno pasa por sus calles se observan las casas solariegas de altos techos y fachadas claras con las puertas de madera cerradas; casi ninguna está abierta, situación extraña, ya que en esos pueblos, y con esos calores, los zaguanes casi siempre están abiertos, como si fuera una invitación al paseante para refugiarse del sol abrasador.

Las casas y las calles polvorientas pero limpias tienen reminiscencias de los tiempos de la Revolución, como si la estación de tren en desuso y pintarrajada con frases de "aquí estuvimos" representara lo que ahora es Candela. Mientras caminábamos por una de las aceras, cerca de la plaza, donde está la presidencia municipal y al escuchar que buscábamos información, un señor gritó: "Pásenle, entren, aquí es". Entramos, nos sentamos, y bajo el aire fresco que echaba el ventilador, el hombre de 80 años, ojos azules, pelo canoso y enmarañado, el...

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