PIEDRA DE TOQUE / Caracas al vuelo

AutorMario Vargas Llosa

Pese a lo breve de mi estancia, por lo que vi, oí, leí y conversé con los amigos en esas pocas horas salí de Venezuela convencido de que el proyecto autoritario que el comandante Chávez ha puesto en marcha con las etiquetas de "la revolución bolivariana" y "el socialismo del siglo 21" tiene ahora menos posibilidades de materializarse que hace algunos años.

Y que el tiempo y el espíritu de resistencia del pueblo venezolano va socavando poco a poco el riesgo de que la patria de Bolívar se convierta en una segunda Cuba.

¿De qué viene mi optimismo? De la libertad con que los venezolanos de toda condición critican en calles, plazas, cafés y donde sea al Gobierno sin dejarse intimidar por las represalias que éste toma contra los opositores -y que abarcan todo un abanico de atropellos, desde despedidas intempestivas de puestos públicos, multas, auditorías, cancelaciones de contratos y permisos a empresarios y comerciantes, estatizaciones y confiscaciones, hasta cierra puertas de la radio, la televisión y los teatros públicos a los artistas, directores, guionistas y productores reacios a convertirse en instrumentos obsecuentes del poder- y por las encuestas relativas a las elecciones del próximo 23 de noviembre, en que serán elegidos 22 Gobernadores y 335 Alcaldes, según las cuales la Oposición, unida, podría obtener un porcentaje muy alto de victorias en todo el territorio nacional.

Chávez lo sabe y ha tomado precauciones haciendo "inhabilitar", por el Contralor de la República, en flagrante violación constitucional, a casi 300 ciudadanos, la gran mayoría de la Oposición.

Entre ellos figuraban cuatro candidatos a los que las encuestas daban grandes posibilidades de victoria en sus estados y que han quedado fuera de la contienda.

El Tribunal Supremo de Justicia, ahora al servicio del régimen, ha convalidado el legicidio. Aun así, y sabiendo que, alertado por la derrota que sufrió el 2 de diciembre de 2007, Chávez se valdrá de todos los recursos a su alcance para impedir un nuevo revés, un cierto optimismo prevalece entre los venezolanos.

¿Puede el régimen orquestar un fraude generalizado? No es fácil, ya que existe el voto electrónico, siempre y cuando, claro está, haya una vigilancia en las mesas de votación como la que ejercitaron los estudiantes en el referéndum sobre el proyecto de reforma constitucional del pasado diciembre. Y es seguro que, esta vez, habrá una movilización parecida para impedir, o al menos atenuar, el riesgo de alteración...

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