Persevera y llega a marte

Eran las 14:55 horas de ayer en México cuando llegó la noticia que todos esperaban en el centro de control de la NASA.

"Amartizaje confirmado. Perseverance está a salvo en la superficie de Marte", indicó Swati Mohan, la ingeniera que estaba narrando el momento.

El Perseverance (Perseverancia, en español), el róver de mil 025 kilos y tres metros de largo que despegó el 30 de julio del 2020 y realizó una odisea de 480 millones de kilómetros, estaba en su destino.

No faltaron los aplausos y los gritos de emoción de los científicos. En esta época de pandemia, los abrazos que hubieran servido como muestras de júbilo fueron sustituidos por choques de puños y manos alzadas.

Estoy a salvo en Marte. La perseverancia te llevará a cualquier parte, "tuiteó" a los pocos minutos el carro aventurero. También mandó dos suvenires: fotos de su nuevo hogar.

El proyecto de la NASA se une a Hope y Tianwen-1, aparatos de origen árabe y chino, respectivamente, que llegaron hace unos días y actualmente orbitan al cuerpo celeste.

Y si bien "Percy", como le dicen de cariño, es el quinto vehículo que la agencia espacial estadounidense coloca en el Planeta Rojo, la misión es considerada la más ambiciosa hasta el momento por su tamaño, cantidad de instrumentos y objetivos científicos.

De cumplirse, una de estas metas sería todo un hito: Un minihelicóptero, "Ingenuity", realizaría el primer vuelo controlado en otro planeta.

Lo que sigue es una misión de al menos un año marciano (687 días terrestres). Una nueva hazaña espacial está por arrancar.

SIETE MINUTOS DE TENSIÓN

Llegar al suelo marciano fue una proeza. Básicamente, Percy pasó de viajar a casi 20 mil kilómetros por hora a un frenado total en sólo siete minutos.

La atmósfera de este planeta es tan delgada que el aire no pudo amortiguar el descenso del vehículo como lo haría en la Tierra, explicó en entrevista Pablo Lonnie Pacheco Railey, divulgador científico.

Debido a las grandes distancias, las señales del aparato tardaron 11 minutos en llegar a casa. Esto quiere decir que, cuando el equipo de NASA comenzó a seguir el amartizaje, la historia ya estaba escrita.

Los ingenieros sólo podían esperar: la maniobra se ejecutó de modo automático, con la información recabada por el sistema del explorador conforme tomaba el "clavado" hacia el cuerpo celeste.

La coreografía, que no se hubiera podido repetir si algo salía mal, involucró un paracaídas de 21 metros de diámetro, la inteligencia artificial y la "grúa espacial"...

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