El periodista media, no ilumina.- Dehesa

AutorCarlos Rubio

Corresponsal

Madrid.- "Nuestra obligación como periodistas es extraerle la información al poder y distribuirla entre la sociedad. Esencialmente ese sería nuestro trabajo, algo que en México apenas empieza a cumplirse desde fechas muy recientes", afirma Germán Dehesa, quien hoy al mediodía recibe en esta ciudad, de manos del rey de España, el Premio Internacional Don Quijote de Periodismo, el cual distingue la calidad lingüística y el buen uso, defensa y enriquecimiento del idioma español, y que le fue concedido por su trabajo "¡Ah, qué tiempos!", publicado en REFORMA el 22 de junio del año pasado.

"A los que trabajan con la información a menudo se nos olvida que somos intermediarios entre el poder y la sociedad, porque el gran poder, consciente de que la información en sí es poder, no la distribuye y, finalmente, uno de los resultados inmediatos de la democracia es la redistribución de ese bien que es la información", agrega Dehesa (Ciudad de México, 1944) en entrevista.

El también dramaturgo y catedrático universitario, autor de obras como La familia y otras demoliciones o No basta ser padre, expresa que a los periodistas les ha faltado mucho sentido de cuál es su oficio.

"Entonces no mediamos, sino que queremos iluminar a la doliente Humanidad con nuestra sabiduría, con los rayos vivíficos y salutíferos de lo que pensamos, sentimos y se nos ocurre. Y en esos términos fallamos en nuestra misión de intermediarios, porque nos convertimos en fuentes de información, cuando realmente no somos relevantes en ese sentido, salvo cuando cuestiones meramente personales pueden servir de vehículo para la información que has obtenido del gran poder", dice.

Para acertar en el manejo adecuado de los géneros periodísticos, Dehesa, autor de la columna Gaceta del Ángel, plantea una metáfora coloquial que permite entender el papel de los reporteros y los articulistas, los dos grandes bloques de trabajadores en que se divide el trabajo informativo del periodismo.

"Unos periodistas, los reporteros, son los que matan al cochino, y los otros, los articulistas, son los que hacen las carnitas. Los que matan al cochino tienen que ser, además, grandes boxeadores y manejar muy bien las distancias, porque si se alejan demasiado del poder, no van a recibir información; pero si se acercan demasiado, el poder se los traga. Yo respeto a este tipo de periodista porque sé lo difícil que es su tarea de intermediario, en la medida de lo posible neutro, entre la información que...

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