Perfiles e Historias / El sonidero

AutorMaría Luisa Medellín

Mientras el acordeón, la guacharaca y los tambores resuenan con brío, Gabriel Dueñez platica que amenizó su primer baile casi como un juego. Tenía 13 años, un altero de discos de vinil de vallenatos y cumbias colombianas, un tocadiscos, un pequeño waffle y una bocina que también le serviría para anunciar las tocadas.

Recuerda que era una piñata, en lo alto de la Colonia Independencia y en plena calle.

Y, poco a poco, se dio a conocer. Lo contrataban para cumpleaños, bautizos y quinceañeras que organizaban en casas; aún no se acostumbraba hacerlas en salón.

"Duraba 7, 8 horas tocando discos. La hora estaba muy barata; unos 8 pesos, al principio; ya después, a 12", cuenta Gabriel, hoy de 71 años, y con casi 60 como sonidero o lo que hoy se conoce como DJ.

"Como no había ni transporte ni escalones para subir a la loma, mis amigos me ayudaban a cargar los discos, la trompeta (bocina) y los waffles, cuando ya me hice de unos más. Ai' íbamos por las veredas de la Indepe, que estaba muy despoblada".

A medida que lo recomendaban, Sonido Dueñez extendió su territorio a La Boquilla, Moderna, Valle Verde, Niño Artillero, La Playa y otras colonias.

"Había muchos sonideros que se oían p' allá, pa' la loma: el de mi compadre Raúl Murillo, Sonido Gámez, Tres Perlas. Yo empecé más o menos como ellos".

Gabriel considera que las giras de Los Corraleros de Majagual a Monterrey, en los 60, influyeron para que el gusto por la música colombiana se desbordara.

"Vinieron dos, tres veces, y hubo un baile muy grande con ellos. Era cuando traían 'El espejo del chinito', 'Lo que dijo la india', 'La minifalda'. En sus primeros LP's que entraron aquí venían 'La burrita' y 'Flores rojas'.

"Sus integrantes eran puros músicos que son leyenda y que se volvieron solistas o formaron otras agrupaciones como Alfredo Gutiérrez, 'El Monstruo del Acordeón'; Lisandro Meza, Eliseo Herrera, Armando Hernández, Calixto Ochoa y Nacho Paredes, entre otros".

Alegre y sencillo, Gabriel narra que el primer tocadiscos que utilizó fue un Radson de 8 botones, que aún conserva. Lo sacó en abonos en la Mueblería Madero y le costó 3 mil 500 o 4 mil pesos.

Tiene fondo naranja y en letras de colores se lee: Dueñez. El interior de la tapa es de espejo, pero está estrellado porque lo prestó para una exhibición de música colombiana en un museo argentino y se lo regresaron así.

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A veces, Gabriel organiza tocadas en su terraza con vista a la Loma Larga, y una de las habitaciones de su casa alberga...

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