Perfiles e Historias / Sembradora de valores

AutorMaría Luisa Medellín

Cuando sus hijos crecieron y estudiaban carrera o maestría, María Cristina y un grupo de amigas decidieron darle un plus a su tiempo. Estudiaron decenas de diplomados en desarrollo humano y comunicación, hasta que sus maestros les lanzaron un reto.

"Nos dijeron que ya habíamos estudiado mucho, que era momento de ponerlo en práctica, y nos dejaron de 'tarea' hacer un proyecto que beneficiara a la comunidad", cuenta María Cristina González Parás.

"Explorando posibilidades, vimos que algunas organizaciones de la sociedad civil carecían de recurso humano que pudiera ayudarles en su trabajo. Conocíamos muchas amigas que querían hacer voluntariado y no sabían en dónde, y nos dimos a la tarea de hacer estos enlaces".

Pronto se dieron cuenta de que era necesario capacitarlas, porque, por ejemplo, algunas iban a hospitales que atendían a enfermos terminales, y no sabían cómo apoyar, así que desarrollaron diplomados gratuitos y solicitaron a la Secretaría de Educación y a la Universidad Iberoamericana extensión Monterrey, que les otorgaran valor curricular.

"Hubo quien estudió tanatología o desarrollo humano, desarrollo de las habilidades del voluntario o sabiduría de las emociones", enumera María Cristina, con voz clara.

Otras personas pusieron al servicio de los demás habilidades tan prácticas como la plomería o la panadería. Incluso, varios ex Rectores se sumaron en apoyo de organizaciones.

En ese proceso surgió el deseo de lograr algo más sólido, y en 1998 fundaron Ezer, la Casa del Voluntario, bajo la dirección de María Cristina, quien detalla que Ezer significa educar, enlazar y servir.

"Pero tiene una connotación hebrea muy hermosa, que es la ternura de Dios hecha servicio", agrega esta mujer serena, de trato afable.

El modelo de esta asociación que cumplirá 19 años en agosto, se certificó, y hoy cuenta con más de 13 mil voluntarios, casi 8 mil en Nuevo León, en una alianza de trabajo con 140 organizaciones locales civiles.

También compartieron el modelo con la Federación del Empresariado en Chihuahua y en Yucatán, que lo han replicado en varias ciudades.

"Tenemos, además, un banco de proyectos para empresas que quieren hacer labor de voluntariado; las acompañamos en el proceso, las sensibilizamos, les damos un proyecto que cumpla con sus necesidades y, luego, capitalizamos la experiencia con quienes puedan seguir siendo voluntarios permanentes.

"Creemos que la persona tiene una sed de trascendencia y, a veces, no la sacia en el trabajo donde...

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