Empresa/ Otra de Pemex

AutorAlberto Barranco Chavarría

¿Cuáles son los costos involucrados en los procedimientos administrativos y legales que confronta Pemex Refinación por los casos derivados de MexLub? ¿De qué manera impactan los resultados de Mexicana de Lubricantes los pagos de honorarios y costos por los procedimientos judiciales en que se encuentra envuelta? ¿Se justifica y cuál es el impacto de la reserva que por uso de marca viene afectando MexLub?

Las preguntas, por inaudito que parezca, las plantea la Unidad de Planeación Corporativa de la empresa pública en un documento fechado el 9 de abril pasado, cuyo título es más que significativo: "Problemática que enfrenta Pemex Refinación derivada de su participación en Mexicana de Lubricantes".

El texto realiza un amplio recuento de un proceso de privatización realizado durante el sexenio salinista, a cuya vera la empresa pública se ubica en las listas negras del Fobaproa; enfrenta un proceso por presuntas prácticas monopólicas por parte de la Comisión Federal de Competencia, y una demanda mercantil por parte de Bardahl de México.

La historia merece contarse desde el principio.

Enfurecido ante la resistencia del Congreso de mayoría priísta para permitir la privatización de las 61 plantas de la industria petroquímica nacional, el Gobierno salinista decidió en 1992 mandar una señal de que por voluntad no quedaba, desincorporando al menos un fragmento de Petróleos Mexicanos, acaso el menos vulnerable frente a la opinión pública: las plantas fabricantes de grasas y lubricantes.

Estamos hablando de un negocio que controlaba el 47 por ciento del mercado nacional, con ventas anuales por 200 millones de dólares, y media docena de marcas al calce, además de otro tanto en trámite.

Controladas por la recien creada Pemex Refinación, una de las cuatro filiales en que se fragmentó a la paraestatal, ésta mantenía cinco plantas en producción, ubicadas en Salamanca, San Rafael, Nuevo León, Minatitlán, Puebla y Vallejo en la Ciudad de México.

El hecho es que aprobada la privatización el 9 de agosto de 1992, tres días después se publicaba la convocatoria para la licitación pública a la que acudirían ocho grupos empresariales, adjudicándose al triunfo a la firma Industrial de Compuestos Químicos, representada por Salvador Martínez Garza... quién se asociaría días después con el presidente de Banca Confia, Jorge Lankenau, para crear la empresa Impulsora Jalisciense, quien operaría las marcas bajo una de sus filiales: Mexicana de Lubricantes.

El precio pactado...

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