Un paso atrás en la historia

En un momento en donde el peso pierde fuerza frente al dólar, la industria pierde vigor, el gasto público cae y el endeudamiento de gobierno aumenta, se debe evitar cometer el mismo error de los 70.Por José Luis de la Cruz GallegosCIUDAD DE MÉXICO, junio 19 (EL UNIVERSAL).- La década de los años setenta fue testigo de la ruptura entre el gobierno y el sector privado, un desencuentro generado por la visión divergente sobre el manejo de la economía y del sistema político.

La elevada intervención del Estado en el sistema productivo, el creciente e insostenible gasto de gobierno así como un déficit público crónico, generador de un fuerte endeudamiento externo, fueron algunos de los elementos que causaron la discrepancia.

El manejo corporativo del presupuesto público, propulsor del populismo, inhibió el uso transparente del mismo. La ineficacia y corrupción fueron una consecuencia, un resultado indeseable que desvirtuó la orientación de la gestión pública y que además generó un endeudamiento histórico. Un saldo que la sociedad mexicana sigue pagando.

Durante el gobierno de Luis Echeverría se rompió con la disciplina fiscal y el manejo prudente de la economía. Como resultado se tuvo un desequilibrio de las cuentas externas de México que fue acompañado por una fuerte devaluación del tipo de cambio. Esto terminó con lustros de estabilidad financiera acompañada de crecimiento vigoroso.

La degradación de la salud económica fue precedida por las fricciones entre los sectores público y privado. Los empresarios tenían claro que el exceso del gasto público sería insostenible y que provocaría una crisis mayúscula. El tiempo les dio la razón.

Cuatro décadas después México vuelve a dar varios pasos atrás en la búsqueda del consenso social que se requiere para propiciar mayor crecimiento y bienestar social.

Un problema de fondo es que la denominada como “clase política” no entiende la contribución del sector privado al desarrollo de México. Se ha impuesto un falso paradigma que divide a la sociedad y el cual diluye un hecho: el sector privado genera el 81% del valor agregado de la economía y más del 90% del empleo total. No se puede entender el progreso del país sin la inversión privada. Un problema adicional es que el propio sector privado no ha combatido a la falsa etiqueta que en ocasiones se le ha adjudicado.

Lamentablemente la inercia de la visión citada marcó el inicio de la actual administración. El Pacto por México es el primer ejemplo. El acuerdo se...

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