El Partido Acción Nacional (PAN): de los márgenes del sistema político al centro del cambio

AutorSoledad Loaeza
Cargo del AutorProfesora de ciencias políticas en el Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México de la ciudad de México
Páginas267-329
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VII. EL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL (PAN):
DE LOS MÁRGENES DEL SISTEMA POLÍTICO
AL CENTRO DEL CAMBIO
SOLEDAD LOAEZA
EL 2 DE JULIO del año 2000, el Partido Acción Nacional (PAN), en alianza con
el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), ganó la presidencia por medio
de su candidato, Vicente Fox. También se convirtió en el partido más nume-
roso en la Cámara de Diputados, con 224 escaños, mientras que en el Sena-
do por un estrecho margen quedó en segundo lugar con 53 curules, después
del Partido Revolucionario Institucional (PRI). La derrota del PRI a nivel pre-
sidencial representó la conclusión de una larga jornada hacia un régimen
democrático, recorrido que México había empezado dos décadas antes.
Para el PAN, esta victoria fue también la culminación de un proceso largo
y difícil, por el que se convirtió en un importante protagonista en la diná-
mica del cambio después de varias décadas de irrelevancia y marginali-
zación. Desde sus principios, la doctrina del partido estuvo inspirada por
las enseñanzas sociales de la Iglesia católica, y muchos de sus líderes y sim-
patizantes provenían de organizaciones laicas católicas. No obstante, en con-
traste con otros partidos en Latinoamérica que fueron organizados original-
mente con una clara identidad cristiana, Acción Nacional mantuvo, desde
su fundación en 1939, una relación ambigua con el componente doctrinal
religioso. Por una parte, los líderes del partido se negaban a admitir víncu-
los obvios con el pensamiento y las organizaciones católicos, pero, por la otra,
dependían de ambas clases de recursos para la supervivencia del partido.
Esta ambigüedad terminó en 1998, cuando el PAN se convirtió en miembro
pleno de la organización democratacristiana internacional. Paradójicamen-
te, el partido dio este paso cuando la in uencia de las ideas católicas y de
los católicos como tales dentro del partido había sido superada por el in ujo
de las ideas liberales de  nales del siglo XX y por la llegada, desde organiza-
ciones empresariales, de un nuevo tipo de miembros y simpatizantes.
La ambivalencia del PAN hacia sus componentes religiosos puede expli-
carse por el anticlericalismo del régimen revolucionario que explícitamente
268 DOS PARTIDOS DEMOCRATACRISTIANOS CONTEMPORÁNEOS
prohibía partidos con  liación religiosa. Tradicionalmente, los analistas
del PAN han mostrado la tendencia a verlo como una expresión partidista de
los con ictos entre la Iglesia católica y el Estado que surgieron durante la
Revolución; además, para algunos el PAN no era nada más que el brazo polí-
tico de las guerrillas de la Cristiada.1 No obstante, hay muchas razones para
evitar identi car al partido con la Iglesia. Primero, después de los con ictos
del periodo revolucionario, la jerarquía católica estableció canales de co-
municación directos con el Estado, lo que hizo innecesaria la existencia del
partido para defender sus intereses. De hecho, una organización semejante
podría volver a encender la enemistad del pasado. Segundo, la relación entre
la religión y la política era en sí un asunto de desacuerdo dentro del parti-
do; grupos que tenían una visión más secular de la política se oponían a
una corriente más orientada hacia la Iglesia.
La ambivalencia de Acción Nacional hacia sus componentes religiosos
no debe llevar a subestimar la importancia de la identidad del partido deri-
vada de las ideas, creencias y valores que proporcionó el catolicismo. Esta
identidad le permitió al PAN sobrevivir a la hegemonía del PRI y a la indife-
rencia de la mayoría de los votantes que hasta principios de los ochenta se
abstuvieron característicamente de votar. La identidad “doctrinal” del PAN
fue la base de la imagen de independencia que lo diferenciaba de otros par-
tidos de oposición que, en fuerte contraste con Acción Nacional, se presen-
taban a sí mismos como miembros de la misma tradición política del PRI.
La importancia de entender la identidad doctrinal del PAN se encuentra
en que ejempli ca el papel estructural de las ideas en la formación de las
instituciones. Durante décadas, una doctrina especí ca y original dentro
del régimen revolucionario era todo lo que el PAN tenía en ausencia de votos,
votantes y representantes electos. Sin embargo, la ambivalencia de la iden-
tidad del partido fue agravada por el contexto institucional. El desarrollo
del PAN estuvo condicionado por un sistema político autoritario que otorga-
ba una posición ambigua a los partidos en general, y especí camente a los
de la oposición. En el caso del PAN esta ambigüedad era más pronunciada: la
tolerancia relativa hacia él contrastaba con la intransigencia con que se tra-
1 Cuando el gobierno de Calles (1924-1928) aplicó la legislación anticlerical contenida en la
Constitución de 1917, se organizó una rebelión campesina en el centro de México para opo-
nerse a dicha legislación con el apoyo de los obispos católicos. La Cristiada fue una guerra
cruel y sangrienta (1926-1929). El Estado prevaleció sobre la Iglesia: la legislación siguió vi-
gente. Sin embargo, no se le aplicó rigurosamente. Véase Fuentes Díaz, 1969; Mabry, 1973;
Von Sauer, 1974.
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taba a los opositores que rechazaban las reglas del juego electoral. Éstos in-
cluían a los sindicatos independientes y al Partido Comunista Mexicano
(PCM). Los líderes del PAN tomaban parte, en cierta medida, en la vida públi-
ca, especialmente en el campo del periodismo, en el que escribían para pu-
blicaciones de circulación nacional. Aun así, el PAN sobrevivió al periodo
autoritario porque no presentaba ninguna amenaza ni al PRI ni al Estado.
Su patente incapacidad para desa ar al poder —durante años ni siquiera lo
intentó— hizo que pareciera que su existencia se debía más a una deferencia
del Estado que a su capacidad para expresar una opinión política divergente.
El PAN permaneció en la oposición casi por el mismo número de años
en que el PRI mantuvo su hegemonía electoral absoluta. Fundado al calor de
la crisis política que se presentó al concluir el gobierno del presidente Lázaro
Cárdenas (1934-1940), el PAN insistió en representar a una minoría inconse-
cuente mientras el PRI era el gobernante supremo. Durante este periodo no
era una oposición relevante y su participación en las elecciones apenas pro-
porcionaba ocasionalmente una pequeña válvula de seguridad para dismi-
nuir las tensiones políticas de los grupos de interés minoritarios. No obstan-
te, durante este periodo, y asumiendo este papel limitado, el PAN nunca
comprometió su imagen de independencia, desarrollando la credibilidad
que se habría de convertir en el pivote del cambio político en los ochenta.
Su experiencia contrasta con la de otros partidos de la oposición de las dé-
cadas de gobierno autoritario (1946-1983) —el Partido Popular Socialista
(PPS, 1948-1997) y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM,
1954-1994)— que, a diferencia del PAN, no sobrevivieron a la transición de
la hegemonía del PRI al sistema multipartidista.
La supervivencia de un partido con esos rasgos en un régimen autorita-
rio no es sorprendente porque no presentaba ninguna amenaza al orden
existente. Más difícil de explicar es la forma y la razón por la que logró trans-
formarse en el instrumento político de los sectores más modernos de la so-
ciedad que, en la década de los ochenta, lanzaron una ofensiva contra el
autoritarismo en un momento en que el propio Estado pasaba por una cri-
sis  nanciera, económica y política.
Este capítulo sigue el proceso de institucionalización del PAN, las fun-
ciones que llevaba a cabo en un régimen autoritario y el papel que tuvo en
el desmantelamiento del autoritarismo en las dos últimas décadas del siglo
XX. También busca explicar los factores que contribuyeron a la transfor-
mación del partido, que pasó de ser un componente relativamente pasivo
del sistema político a un líder muy activo del cambio al convertirse en una

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