Participación ciudadana en el cuidado de áreas verdes. Caso de los bosques y parques en la Ciudad de México

AutorHéctor Hugo Rocha Gómez
CargoLicenciado en Relaciones Comerciales con especialidad en Comercio Internacional por el IPN (ESCA Tepepan)
Páginas56-89
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Participación ciudadana en el cuidado de áreas verdes.
El caso de los bosques y parques en la CDMX
Héctor Hugo Rocha Gómez40
Introducción
Las áreas verdes son espacios urbanos creados para asegurar zonas cuyas
características ambientales sean naturales(desarrolladas sin que el hombre
intervenga) o no naturales(creadas por el hombre, y su origen coincide con el
momento en que las áreas verdes naturales empezaron a decrecer). Como tal, son
el instrumento de política ambiental más popular y utilizado para la conservación de
la biodiversidad. México es el cuarto país a nivel mundial en diversidad ecológica y
son indispensables para asegurar la protección natural.
La creación de áreas verdes tiene como objetivo conservar los ecosistemas más
representativos del país y su biodiversidad, cumpliendo con la protección de
cuencas hidrológicas a modo de asegurar la captación, flujo y calidad del agua;
previniendo la extinción de flora y fauna silvestre; protegiendo el panorama natural
con una comunión entre la naturaleza y los ciudadanos, y así, promover un
desarrollo sostenible mediante un diálogo participativo, intercambio de
conocimiento, reducción de la pobreza, mejora del bienestar, el respeto a los valores
culturales y la capacidad de adaptación ante los cambios.
40 Licenciado en Relaciones Comerciales con especialidad en Comercio Internacional por el IPN
(ESCA Tepepan). Investigador asistente de la Subdirección de Opinión Pública del CESOP de la
Cámara de Diputados. Líneas de investigación: comercio, servicios y prestaciones al personal, y
transporte. Correo electrónico: hector.rocha@diputados.gob.mx
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Antecedentes históricos
Hasta mediados del siglo XVIII la conformación urbana de la Ciudad de México
estaba regida por calles, edificios y plazas, particularmente estas últimas eran un
punto de encuentro de la vida social al ser usadas como espacios de reunión,
vestíbulos, mercados o la colocación de fuentes que servirían de abastecimiento de
agua a la ciudad. El espacio donde la vegetación servía como medio de disfrute era
“la Alameda”, que fue el primer paseo del periodo virreinal. Es durante la época
borbónica, con el virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa, que se comienzan a
implementar las ideologías de salubridad y funcionalidad urbana, paseos con áreas
verdes materializaron algunas ideas en un periodo “neoclásico”. La ampliación de
la Alameda y el paseo de Bucareli, inaugurados en 1775, significaron el inicio de
nuevos proyectos donde la vegetación forma parte del diseño de los espacios
públicos.
Imagen 1. Paseo de la alameda, espacio verde público en la etapa virreinal
Fuente: Amaya Larrucea, Espacios verdes públicos.
Posteriormente se implementaron distintas ideas de reverdecimiento de la ciudad,
destacando los grandes proyectos urbanos del segundo imperio propuestos por el
archiduque Maximiliano de Habsburgo y la princesa Carlota de Bélgica, de 1864 a
1867, quienes legaron un gusto por el jardín y el paseo, que se materializó en
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espacios que podemos contemplar aún hoy en día como el entonces Paseo del
Emperador o de la Emperatriz, hoy Paseo de la Reforma.
Estas nuevas ideas se conformaron en demandas de servicios que, durante el
Porfiriato, de 1877 a 1910, fueron el motor para implementar proyectos de
ajardinado que reflejaran las ideologías de la época, mismos que se describieron en
documentos escritos y gráficos.41
A finales del siglo XIX y principios del XX fue cuando se creó una gran cantidad de
jardines en espacios abiertos, siendo el comienzo de las áreas verdes públicas
como medio de disfrute y contemplación para la población creciente, fundando
lugares de convivencia y actividades que pasaron a formar parte de la cultura de la
ciudad.
Sin embargo, actualmente no se reconocen estos valores culturales en las áreas
verdes donde frecuentemente las remodelaciones borran parte de esta memoria
colectiva, como es el caso del jardín frente al templo de Santo Domingo, que existió
desde el Porfiriato, en el que hoy en día la única huella que se conserva es el
espacio abierto pavimentado que no da muestra del diseño y las ideas reflejadas en
sus áreas verdes en épocas pasadas.
41 Carmen Angélica Guzmán Vázquez y Amaya Larrucea Garritz, Huellas de la historia en el espacio
verde público del centro de la Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), México, 2017, pp. 3 y 4.

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