Paradigmas económicos y función del Estado

AutorMónica Barrera Rivera
Páginas27-32
RE F O R M A D E L E S T A D O E N M É X I C O
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Paradigmas económicos y función del Estado
El liberalismo económico clásico se erigió como escuela dominante del
pensamiento económico occidental del siglo XIX en lucha contra la es-
cuela (o la tradición) económica mercantilista dominante durante los
siglos anteriores a Adam Smith (del XVI al XVIII).
El paradigma mercantilista no sólo postulaba la regulación del co-
mercio como instrumento fundamental de la prosperidad de las nacio-
nes, sino que su doctrina de la balanza comercial trascendía la noción
simple del superávit mercantil como fuente de acumulación, hacia una
concepción amplia de las funciones del Estado en el desarrollo econó-
mico. La noción mercantilista del papel activo del Estado en el proceso
económico comprendía también un claro concepto del papel de la in-
versión pública en obras de infraestructura, no sólo como tarea esencial
de interés común, sino también para atemperar los efectos de las depre-
siones comerciales sobre el nivel general de ocupación.
El paradigma clásico, fundado por Adam Smith, se erigió contra la
teoría y la política económica del mercantilismo. Para el nuevo paradigma,
los agentes privados, actuando en mercados libres y persiguiendo sus fines
individuales, son guiados por una “mano invisible” (el sistema de precios),
que establece la asignación eficiente de los recursos y el equilibrio natural
del sistema económico. En general, éste postula que la oferta genera su
propia demanda, de manera que una sobreproducción generalizada o una
insuficiencia de la demanda agregada, están de antemano descartadas: am-
bas se corrigen con la libre movilidad del capital y los precios (si una acti-
vidad no es rentable se abandona y se disminuye automáticamente la so-
breproducción). El ahorro se convierte íntegramente en inversión, de modo
que la dinámica del ahorro asegura la dinámica de la inversión; y las varia-
ciones en la oferta monetaria no inciden en el ritmo general de la actividad
económica real, sino solamente en el índice general de precios.

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