Juan Pablo Alcocer. La nulidad del matrimonio eclesiástico: una certeza moral

AutorAna Ivonne Díaz
Páginas30-35

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La política, la Iglesia, la sociedad civil... Parece que las distancias entre las instituciones son cada vez más grandes, ¿no cree?

Yo empezaría por el derecho canónico, la iglesia y la sociedad civil. Hoy el derecho canónico empieza a surgir con gran fuerza en México. Por ejemplo, la Universidad Pontificia de México ha organizado cursos que quieren poner a la vanguardia los conocimientos de la normativa eclesiástica que están dirigidos a la sociedad civil mexicana. Se está haciendo un esfuerzo de gran seriedad, academia y profesionalismo. Por otra parte, no creo que haya polarización. Hay una apertura eclesiástica para la gente a la que le gusta leer, estudiar y que quiere formarse una idea más amplia, más profunda y más crítica de los diversos acontecimientos eclesiásticos que hoy vive México. Mientras más acercamiento diplomático tenga el Estado mexicano con la institución de la iglesia católica en la búsqueda de verdades y de bien, estaremos en posibilidad de armar mejores puentes de entendimiento. Pero siempre sobre la base de la bone fide, de la buena fe, y aprovechando los talentos que existen del lado estatal y del lado eclesiástico.

¿Cuál es la relación entre el derecho civil y el derecho canónico?

Son dos derechos que crecen a lo largo de la historia de manera paralela; son dos ordenamientos que se van tocando en diferentes épocas históricas. Se sabe que el civil proviene del romano en sus diferentes aspectos. El canónico influye al romano en otros episodios de la historia, y así sucesivamente. Por lo tanto, el derecho civil, ius civile, y el derecho canónico, ius canonicum, han crecido de manera conjunta. Lo que sucede es que el derecho canónico es mucho menos conocido que el derecho civil, pero en varias áreas es mucho más evolucionado. Por ejemplo, en toda la cuestión del matrimonial canónico, en el área específica de peritajes, el derecho canónico ha aprovechado de manera totalizadora el avance de las ciencias médicas, psicológicas y psiquiátricas, y en este punto concreto ha filtrado en su doctrina y en su jurisprudencia estos avances técnicos científicos respetando el área de la antropología cristiana que el propio matrimonial canónico exige que se tenga necesariamente.

¿Quién es?

Juan Pablo Alcocer es licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana, maestro en filosofía por la Universidad Anáhuac México Sur y candidato a doctor en filosofía del derecho por esa misma institución. Cuenta, también, con estudios en derecho matrimonial eclesiástico y derecho empresarial. Desde 1983 se desempeña como abogado procurador autorizado con nombramiento vigente del Venerable Tribunal Eclesiástico de México. En noviembre de 2003 abrió su propia firma de abogados matrimoniales. En el ámbito académico cuenta también con una amplia experiencia: ha sido profesor en la Universidad Iberoamericana, en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, en la Escuela Superior de Administración de Instituciones de la Universidad Panamericana y en la Universidad Anáhuac México Sur, institución en la que actualmente colabora como director de la Facultad de Derecho y de la Escuela de Estudios Internacionales.

Ante el común de la gente, pareciera que el derecho civil ha sido errático, disperso. Entonces, ¿qué le ha faltado al derecho civil para evolucionar como lo ha hecho el derecho canónico?

En foros públicos y privados, en diferentes momentos de mi desarrollo profesional –27 años como litigante canónico y casi dos años como juez eclesiástico– he sostenido que la materia matrimonial canónica ha sido mejor y más profundamente trabajada por sus hacedores debido al estudio interdisciplinario del legislador canónico. La materia canónica no se entiende sola, no es simplemente derecho; sería muy simplón tratar de entender el derecho canónico exclusivamente con una visión jurídica. El derecho canónico ha evolucionado en Europa, sobre todo, y en Norteamérica, porque ha sabido combinar la causa eficiente que le dio origen. Filosofía perenne, antropología cristiana, filosofía del hombre, teología natural y sobrenatural; el hecho matrimonial propio y concreto con mentalidad eclesiástica. En consecuencia, este mimbre de disciplinas humanísticasPage 32 le da una gran riqueza a su desarrollo...

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