Osorio Chong: el supersecretario que no pudo

AutorJorge Carrasco Araizaga

Miguel Ángel Osorio Chong encarna el fracaso del gobierno de Enrique Peña Nieto en devolverle la seguridad a los mexicanos. Más allá de las cifras rojas en homicidios dolosos y la prevalencia de la delincuencia organizada, el exsecretario de Gobernación pasó ya como el principal funcionario a quien se le escapó Joaquín El Chapo Guzmán y que fue incapaz de crear un nuevo modelo policial para el país, pese a disponer de millonarios recursos y de miles de hombres bajo su mando. En diciembre de 2012, cuando Peña Nieto lo llevó a la Secretaría de Gobernación (Segob), se proyectó como un secretario poderoso con la reinstauración del viejo régimen del PRI, en el que el titular de esa dependencia tenía el control político y del aparato de seguridad del país.

Pero sus desencuentros con los militares, en especial con el secretario de la Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos, limitaron desde el inicio del gobierno su capacidad para cumplir una de las prioridades de la agenda presidencial. Las graves violaciones a los derechos humanos que involucraron al Ejército y la Marina dividieron aún más al gabinete de seguridad en el que Osorio tenía gran fuerza, al menos en el papel.

Además de la política interior, como secretario de Gobernación controló la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y a sus 35 mil hombres de la Policía Federal, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Ci-sen), el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social (OADPRS, encargado de las prisiones federales) y el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), responsable de la coordinación con los gobiernos estatales y municipales para la seguridad en el país.

Más pronto que tarde se demostró que ese arsenal de instituciones se quedó en la inercia burocrática, con cambios e improvisaciones como constante, aunque algunos obligados por el descalabro que representó la fuga del Chapo Guzmán en julio de 2015. Los resultados de su gestión fueron desastrosos: 103 mil 910 homicidios dolosos en el país, de acuerdo con las cifras de la propia dependencia que controló durante cinco años y que no marcan ninguna diferencia respecto del sexenio de Felipe Calderón.

La primera encomienda de Osorio era hacer realidad la oferta presidencial de crear una Gendarmería Nacional, con la que

Peña Nieto pretendía retirar a las Fuerzas Armadas de las labores de seguridad pública en las calles y regresarlas a sus cuarteles.

Osorio delegó la tarea en Manuel Mon-dragón y Kalb, quien fue designado por Peña Nieto titular de la CNS, entidad que reemplazó a la Secretaría de Seguridad Pública federal y con la que el PRI quiso poner distancia del fracaso de los gobiernos pa-nistas contra la delincuencia organizada.

Mondragón se pretendió autónomo y desconocía la autoridad de Osorio, contaron a Proceso funcionarios de la CNS, testigos de los desencuentros entre los entonces secretario y comisionado. Mondragón se fue sin concretar la creación de la Gendarmería, un proyecto entonces ya muy diezmado.

Peña Nieto rescató a Mondragón y lo puso al frente de la Comisión Nacional contra las Adicciones, desde donde el exjefe de la Policía de la Ciudad de...

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