Orígenes, desenvolvimiento, crisis y alternativas de la universidad contemporánea

AutorJuan Pablo Pampillo Baliño
CargoProfesor de Historia General del Derecho en la Escuela Libre de Derecho
Páginas423-446

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Excelentes autoridades universitarias

Distinguidos colegas profesores, investigadores y académicos

Estimados alumnos e invitados en general

Amigos todos:

I Planteamiento

Desde hace por lo menos un siglo, la Universidad Contemporánea se encuentra en crisis. 12En realidad no es algo que debiera extrañarnos pues, la propia contemporaneidad, como la modernidad misma, han experimentado de suyo una dilatada y hondísima crisis que se ha prolongado y profundizado a lo largo de todo el siglo XX y que aún permanece irresuelta en los albores del siglo XXI. Así pues, la crisis de la universidad no es sino una de las múltiples expresiones -acaso sintomática- de la crisis de la sociedad y la cultura moderna y contemporánea.

Precisamente dentro del anterior contexto, he pensado que la mejor contribución que puedo hacer para corresponder al honor que me hace la Facultad de Educación de la Universidad Anáhuac, al invitarme a inaugurar con la presente Conferencia Magistral el I Congreso Internacional de la Universidad en Page 424 el Mundo, es tomar como punto de partida dicha crisis para sugerir, a partir de una breve reflexión en torno a los orígenes y desenvolvimiento ulterior de la Universidad Occidental, algunas alternativas que puedan contribuir a superarla.

Para ello no pretendo desde luego -por estar muy lejos de mis modestas capacidades- ni exponer ideas demasiado novedosas ni proporcionar tampoco soluciones inéditas -nemo dat quod non habet- sino tan sólo aportar aquéllos puntos de vista que mi personal perspectiva me ofrece. Y creo que por los azares providenciales de la vida, al haber iniciado mis estudios superiores en una escuela libre extrauniversitaria, la Escuela Libre de Derecho, y haberlos concluido en esta misma casa de estudios, que es una Universidad Privada Latinoamericana, precisamente dentro de un Convenio Internacional con una Universidad Pública Europea, la Universidad Complutense de Madrid, he tenido la oportunidad de formarme, personalmente, alguna idea sobre esta cuestión, que por lo demás me ha interesado y preocupado desde siempre.

Pues bien, sin mayores preámbulos comienzo:

II Orígenes

Un conocido proverbio latino anónimo, recogido por Rudolf von Ihering en su clásica obra El Espíritu del Derecho Romano, reza: 'Omnes veteres philosophi ad incunabula accedunt, qui in pueritia facillime se arbitrentur naturae voluntatem posse cognoscere', o sea, "todos los filósofos antiguos regresan a sus orígenes, pues la inclinación de su naturaleza puede conocerse con mayor facilidad en la infancia". Por ello mismo, para redescubrir la "inclinación de su naturaleza", me parece ser lo más indicado para comprender el sentido, naturaleza y alcance de la crisis por la que atraviesa la universidad en nuestros días, el que nos remontemos, siquiera brevemente, a sus "orígenes".

Como está del todo explorado, la Universidad Moderna y Contemporánea es causahabiente y sucesora directa de una tradición peculiar que no puede remontarse en puridad más allá de la Baja Edad Media.

En efecto, las ensoñaciones que han pretendido retrotraer sus orígenes a la Escuela de los Pitagóricos (s. VI a.C.), a la Academia Platónica (s. IV a.C.) o al Liceo Aristotélico (s. IV a.C.), o aquéllas verdaderas fantasías que han querido encontrar en ella oscuros injertos de las Escuelas Brahamánicas de Oriente, no dejan de ser superficial invención, hija del dilettantismo y carente de todo sustento histórico. Igualmente descabellados son los intentos de encontrar su antecedente remoto en las celebérrimas escuelas de Berito, Constantinopla y Alejandría (s. III a.C.) o en fin en la fecunda Escuela de Intérpretes de Toledo (s. X), pasando por las escuelas monacales y catedralicias que conservaron y transmitieron la cultura greco-latina durante la Alta Edad Media.

Si acaso se quiere encontrar un antecedente seguro, aunque indirecto, éste no puede referirse sino a la Scuola Palatina y a los Studium Generale establecidos durante el efímero aunque fecundo prerrenacimiento carolingio. Dichos Page 425 estudios generales recogieron, como es sabido, las siete artes liberales de la antigüedad, estudiándolas precisamente en torno al trivium (retórica, gramática y dialéctica) y al quadrivium (música, aritmética, geometría y astronomía). De hecho, la supervivencia en el norte de Italia -merced a la geografía protectora de los Apeninos- de uno de estos estudios generales fue, como está también de sobra explorado, una de las condiciones fundamentales que propiciaron y explican la temprana fundación de la primera de las universidades, la de Bolonia, erigida hacia el año de 1088, no pudiéndose, según la opinión común más autorizada, considerar propiamente como universidades, las por ello denominadas 'protouniversidades' de Salerno y de Pavía, cuyos estudios ya estaban consolidados, en ambos casos, hacia el siglo IX.

Lo cierto es que la universidad es el producto de una sociedad y de una cultura típicas, la bajomedieval, y como tal no puede entenderse sino precisamente a partir de la comprensión profunda de una época de transición, tan fecunda en su continuación de los tiempos medios, cuanto también, ya desde entonces, como preñada de la modernidad venidera.

En efecto, el surgimiento de las universidades solo puede entenderse en plenitud dentro del clima religioso, cultural, político, militar, económico y social que imprime su peculiar talante a la Baja Edad Media. Para comprender pues en profundidad a la universidad, deben ubicarse sus orígenes en la época de la reforma gregoriana, la querella de las investiduras y la epopeya de las Cruzadas, con los desarrollos económicos que, paradójicamente, trajeron éstas últimas. Ciertamente, y como es también de sobra sabido, las necesidades de abasto y avituallamiento de la tropa primero, y de la colonia posteriormente establecida en el Reino de Jerusalén después, supusieron de manera accidental la reapertura a la navegación comercial del Mediterráneo, misma que habría de detonar el restablecimiento intensivo del comercio europeo hacia el siglo XI. Más aún, dicha reapertura de las rutas comerciales e intensificación de los intercambios, supuso asimismo el rompimiento de la rígida estratificación social altomedieval originariamente reducida al clero, la nobleza guerrera y el campesinado (oratores, bellatores, laboratores).

En efecto, al lado de la nobleza, de la clerecía y de la gleba habría de reivindicar su derecho a existir como clase independiente la burguesía, cuyo rol social habría de definirse en sus orígenes por el comercio y la comunicación, de las cuales él burgués será bisagra y eje, traficante e intermediario. Así, lo más característico del 'rol social' de esta nueva clase hegemónica, que hizo del intercambio y la comunicación su modus vivendi, fue el definirse menos por el 'lugar' que ocupaba dentro de la pirámide social, y más por la 'función' a la que servía dentro de la sociedad misma, así como también el haber operado uno de los cambios más dramáticos en la historia de la economía, al trasladar el concepto medieval de la riqueza, cifrado en la propiedad inmueble, al concepto moderno de la riqueza mobiliaria de la mercancía. Y fue precisamente en el campo abonado por la burguesía y el comercio, donde florecieron también las industrias del artesanado y las ciudades. Page 426

Por último, y como abrazando jurídicamente a toda la sociedad bajomedieval, o sea, a la Iglesia, al Imperio, a los comerciantes, a los artesanos y a las propias ciudades, encontramos un modo de organización típico de los tiempos medios, el asociacionismo corporativista, basado en un peculiar gregarismo organizado bajo el principio de la autonomía.

Ahora bien, si nos detenemos brevemente en la consideración de los anteriores referentes, podremos comprender mejor la naturaleza originaria de la Universidad Occidental. En efecto, la Universidad Occidental arraiga primeramente en el clima cultural propiciado por la reforma gregoriana, misma que supuso, además de la purificación de vida clerical, un renovado interés por la búsqueda de la armonización teológica, moral y canónica de la Iglesia que se encontraba para entonces como dispersa y dividida en cuanto a su liturgia, disciplina y moralidad. Ahora bien, el quehacer reformista fue realizado por monjes, clérigos y estudiosos, que buscaron la reunificación por medio del diálogo, y que se convirtieron así en un nuevo tipo de sabios que, abandonando el monólogo altomedieval, decidieron expresar su saber de un modo dialogal, abierto, conciliador y armonioso.

Y fue precisamente dentro de dicho ambiente cultural que la Universidad Bajomedieval se quiso a sí misma universal en sus saberes, dialogante, abierta, amante de la universalidad como unidad latente tras de la variedad que debe ser armonizada. Ahora bien, detrás de esta misma idea universal de los saberes, subyace también una idea igualmente universal sobre la verdad, que supone asimismo un cierto optimismo ontognoseológico.

Me explico: la universalidad de los saberes y por ende de la verdad misma, presupone, de un lado, la reivindicación tanto de la existencia de una verdad objetiva -y en ese sentido universal- cuanto de las capacidades subjetivas del hombre para conocer la verdad universal y objetiva. Prenda de este optimismo ontognoselógico, que reconoce pues la universalidad de una verdad objetiva que puede ser aprehendida en su misma universalidad por los sujetos, se encuentra emblemáticamente expresada en la clásica definición escolástica de conocimiento como una adecuación de la mente a la cosa -adaequatio rei et intellectus - donde existe una cosa cuya objetividad, que es un 'estar enfrente de nosotros'-objectum, id est aliquid quod yacet ob- es susceptible de ser conocida, y una subjetividad capaz de adecuarse a las cosas para aprehenderlas.

Pero, más aún y de otro lado, esta...

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